Hay cosas que han cambiado en los últimos 20 años. Antes, al adquirir un automóvil, el comprador estaba a merced del vendedor; si el coche en exhibición era el último en existencia se podía convencer de que justamente el que estaba frente a nosotros era el mejor color. Igual sucedía con otros detalles: el vendedor tenía la sartén por el mango. Ahora basta con que el comprador tenga computadora, tiempo, acceso a Internet y un poco de obsesión para que pueda conocer la ficha técnica y llegar a saber más del coche -y de sus competidores- que el propio vendedor.
Lo anterior surge a propósito de la más reciente declaración presidencial: "México podría cumplir algunos de los requisitos más severos para entrar a la Unión Europea". Así lo expresó durante su visita a Alemania, el Presidente de la República. Con esa aseveración daba cerrojazo a una muy optimista intervención frente a empresarios teutones.
El Presidente y su Gabinete no ceden en su afán: tratar de convencer de que la estrategia contra el crimen organizado es la correcta y que la economía del País va mejorando. ¿Qué platicarían los empresarios alemanes cuando el Presidente abandonó el lugar en el que pronunció su mensaje? ¿Qué habrán pensado hace dos meses los empresarios españoles sobre el discurso del Secretario de Comunicaciones y Transportes cuando quiso convencerlos de invertir en nuestro País y no en Brasil? ¿Qué imagen se llevaron los empresarios y diplomáticos que ayer escucharon decir al Secretario de Economía que México es un gigante económico?
Dudo que estos auditorios se convenzan de lo que nuestros funcionarios les dicen; sospecho que -antes de creerles- verifican documentos y consultan a sus consejeros, calificadoras y analistas. Es de suponer que conocen los datos más importantes de la realidad y el desempeño de nuestro País: la ficha técnica. El interés por asistir a esos encuentros radica en los compromisos que se asuman o en las acciones futuras que se anuncien.
Por eso llama la atención lo expresado por Calderón: "México podría cumplir algunos de los requisitos más severos para entrar a la Unión Europea". Los requisitos para ingresar a la Unión Europea fueron aprobados en 1993 y son conocidos como Criterios de Copenhague y dictan que, en materia política, se debe contar con instituciones estables garantes de la democracia, de la vigencia del Estado de Derecho, y del respeto a los derechos humanos y protección a las minorías. En materia económica, se debe contar con una economía de mercado viable que sea capaz de soportar las presiones competitivas de la Unión Europea.
El Foro Económico Mundial, (WEF por sus siglas en inglés), publica anualmente un Índice de Competitividad. Ese instrumento nos coloca en el lugar 60 -de 133 países- y, además, demuestra un comportamiento "a la baja".
En el rubro de instituciones el índice califica diversos apartados. En protección a la propiedad, México se ubica en el lugar 86; protección de la propiedad intelectual, lugar 81; desvío de fondos públicos, lugar 100; confianza en los políticos, lugar 94; independencia del Poder Judicial, lugar 91; favoritismo en las decisiones de Gobierno, lugar 85; eficiencia del gasto público, lugar 69; eficiencia del aparato legal, lugar 94; transparencia, 75; costo en los negocios del crimen organizado o terrorismo, 91; costos en los negocios de la violencia y el crimen, 124; crimen organizado, 129; capacidad de la Policía, 124.
Por lo que ve a ciertos factores que inciden en la economía, encontramos que ocupamos el lugar 69 en infraestructura; 78 en innovación; 62 en desarrollo de negocios; 71 en avances tecnológicos; 73 en desarrollo del mercado financiero; 115 en eficiencia del mercado laboral.
En ninguno de esos factores estamos -siquiera- cerca de los países europeos. Hay dos cuestiones en las que sí estamos bien calificados: somos por el tamaño el mercado -no es requisito ni puntea para entrar a la Unión Europea- número 11 del mundo y el 28 por la estabilidad de la macroeconomía. Estas dos cualidades no están acompasadas con los demás factores que podrían hacernos competitivos ni tampoco están apoyando en esa dirección. La ficha técnica no miente: el vendedor es el que quiere engañar... y lo peor, el comprador lo sabe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario