sábado, 19 de julio de 2008

El aguafiestas

El Senado de la República programó la realización de 21 foros de debate sobre la reforma energética. Ya van 20. El más reciente, celebrado el pasado jueves, sin duda alguna es uno de los más relevantes de este sano ejercicio. El vigésimo foro, con o sin reforma, es una referencia necesaria, obligada. Lo que ahí se expuso refleja fielmente la situación que vive México en diversos ámbitos.

A diferencia de los foros que se han llevado a cabo, éste se distinguió por varios aspectos. Resulta recomendable y hasta necesario detenernos para reflexionar, no solamente en lo que ahí se dijo, sino en todo lo que sucedió.

El protagonista de este episodio fue el Auditor Superior de la Federación, Arturo González de Aragón. Puso el dedo en la llaga y de manera contundente exhibió la opacidad y la corrupción que campean impunemente, no sólo al interior de PEMEX, sino en torno a la empresa. González de Aragón marcó la diferencia respecto a lo que se ha dicho sobre la materia. No se limitó a señalar las corruptelas que involucran al sindicato. Fue más allá. Señaló la corrupción en los contratos con empresas privadas, nacionales y extranjeras.

El aguafiestas de la pretendida reforma calderonista (sepultada esta semana), señaló que las iniciativas presentadas por el Presidente no resuelven la opacidad y la corrupción que sufre y que genera PEMEX.

González de Aragón hizo estos y otros fuertes señalamientos. Al hacerlo, se valió de datos duros. Con números, no solamente puso al desnudo la problemática real de PEMEX; adicionalmente, desnudó las limitaciones de quienes llevaban la encomienda de defender la propuesta presidencial.

González de Aragón dijo que es urgente mejorar la eficacia recaudatoria del Estado para liberar a PEMEX de una carga fiscal que representa el 60 por ciento de sus ingresos. Contrastó este dato con el hecho de que existen 50 grandes contribuyentes en el País que en 2007 sólo pagaron 74 pesos en Impuesto sobre la Renta y 67 pesos de IVA. La realidad de la paraestatal sería muy diferente si esos grandes contribuyentes pagaran sus impuestos y las finanzas públicas no gravitaran en torno al petróleo.

Lo anterior viene a reforzar lo sospechoso que resulta el interés desmedido por la reforma energética, que contrasta con el desinterés y la falta de enjundia discursiva por impulsar una reforma hacendaria que combata la monumental evasión fiscal en México. Con relación al PIB, recaudamos la mitad de lo que obtiene Brasil, y el caso es alarmante si consideramos que lo recaudado en México incluye lo que se obtiene de PEMEX.

También señaló que PEMEX tiene inversiones accionarias en 54 empresas, acciones con valor de 6 mil 500 millones de pesos, y que sólo 13 operan como paraestatales y 21 lo hacen en el extranjero... sin rendir cuentas. Dijo que estas empresas funcionan bajo un esquema que limita la información de sus operaciones y que, como resultado de la fiscalización efectuada por la ASF, "PEMEX no proporcionó informes de 40 empresas filiales, no tenía un esquema integral de administración que le permitiera el control de gestión de sus inversiones, no proporcionó documentación comprobatoria de las autorizaciones del Consejo de Administración para invertir en nueve empresas".

Los anteriores señalamientos dejan ver muy mal al círculo rojo calderonista que ocupó posiciones clave en la Secretaría de Energía, y no obran registros de haber expuesto esta preocupante situación, por lo menos no con la enjundia que hoy imprimen al otro tema. En el caso del Secretario de Gobernación, el asunto se agrava, ya que fue presidente de la comisión que trata estos temas en la Cámara de Diputados.

El auditor señaló (aportando números) emisiones sospechosas de bonos con cesión de plusvalía de empresas trasnacionales y el manejo discrecional del fondo de ingresos petroleros sin que se acrediten debidamente sus aplicaciones. Se dio el lujo de enmendarle la plana a Gabriel Moctezuma Muñoz (funcionario de PEMEX), al aclarar que la deuda de Pidiregas es del doble de lo que dijo Moctezuma. Los legisladores panistas quedaron congelados. Acostumbrados a debatir opiniones, enmudecieron al ser llevados al terreno de los datos duros.

Otro que se quedó frío fue el presidente del IFAI. Ante los contundentes señalamientos de ausencia de rendición de cuentas expuestos por el auditor, evidenció que el discurso adorador de la transparencia se queda rabón. El IFAI es un organismo del Poder Ejecutivo, eso se conoce. Lo que Alfonso Lujambio dejó al descubierto fue la habilidad que tiene el IFAI para, cuando le conviene, jugar para la tribuna y erigirse como la referencia de la transparencia, no solamente de entidades gubernamentales, sino hasta sindicales... pero cuando se trata de propuestas del titular del Poder al que pertenece, entonces carece de autocrítica. Candil de la calle.

El debate implica controversia, discusión, contienda. La controversia es la discusión de opiniones contrapuestas. Se debaten ideas, y generalmente se hace con palabras. La calidez de las palabras provoca en ocasiones que el debate suba de temperatura, se caliente. González de Aragón utilizó la frialdad de los números y congeló las armas de quienes eran su contraparte.

Es cierto, González de Aragón aniquiló la controversia, malogró el debate en los términos que lo conocemos. No sabemos si al hacerlo inauguró una nueva categoría (el debate donde prevalecen los números), o quizás solamente evidenció que para debatir se requiere un equilibrio de fuerzas entre los contendientes, y cuando los números son tan contundentes no hay materia para la discusión.

rogelio_campos@yahoo.com