sábado, 30 de junio de 2007

Fodonguez tapatía

El pasado domingo, Grupo Reforma publicó los resultados de la Tercera Encuesta sobre Calidad de Vida. La opinión que tenemos los habitantes de las condiciones en las que se vive en la Zona Metropolitana de Guadalajara viene a confirmar la pésima ubicación de Jalisco en la inmensa mayoría de los indicadores que han sido publicados recientemente.

Los resultados son reveladores y dramáticos para los tapatíos. En este ejercicio se evaluaron 36 ciudades de la República. Guadalajara quedó ubicada en un penoso lugar 34, sólo por arriba de Oaxaca y la Ciudad de México. En contrapartida, Colima, Mérida, Querétaro y Aguascalientes ocupan, en ese orden, los primeros lugares.

El estudio toma en cuenta, entre otros, los siguientes factores (entre paréntesis se indica el lugar que ocupa Guadalajara en cada uno de ellos): Oportunidades de empleo (29), calidad de los servicios públicos (28), seguridad pública (29), infraestructura urbana (32), disponibilidad de instituciones educativas (31), disponibilidad de actividades culturales (29), clima (27) y calidad del aire (35).

Por si fuera poco, la mejor (la menos mala) calificación la obtenemos en algo que no depende de los tapatíos: el clima. Cabe mencionar que el número que más se repite en la medición es el (lugar) 29, y en lo que peor estamos es en infraestructura urbana y en calidad del aire. No cabe duda que los tapatíos somos malagradecidos e ingratos, ya que no reflejamos con nuestra opinión el entusiasmo con el que nuestras autoridades anuncian las obras viales y las medidas para contener y revertir la contaminación del aire.

De lo que no hay duda, es que Guadalajara es una ciudad sotanera, calificada así por sus propios habitantes. Lo anterior es aún más relevante si consideramos que el próximo mes recibiremos la estafeta de organizar los Juegos Panamericanos de 2011. Tenemos cuatro años para hacer un esfuerzo por arreglar este cochinero o de plano mostrar nuestras miserias con proyección panamericana. Resulta increíble ser sede de una justa deportiva de esta magnitud, invitando a los atletas de alto rendimiento a que saboreen unas bocanadas de nuestro aire limpio.S

e requiere algo más que optimismo para considerar seriamente la posibilidad de que nuestra ciudad tendrá, con motivo de los panamericanos, una mejora sustancial en los aspectos que evalúa la encuesta y en muchos otros. Basta recordar que, mientras Río de Janeiro invirtió alrededor de 5 mil millones de dólares para la organización de sus panamericanos, Guadalajara invertiría una décima parte. El aspecto económico es quizás el peor antídoto contra el optimismo.

Pero, por un momento, imagine que el problema económico está resuelto y que vamos a invertir tanto o más que en Río. ¿Usted cree que se invertiría en atender los problemas que refleja la encuesta de Grupo Reforma, o bien, que una parte importante de este recurso se invertiría en terminar los Arcos del Milenio, en el Teatro de la Ciudad -obras ornamentales de corta duración y pésima cali- dad-, en el pago de bonos y compensaciones y en aumentar el número de plazas burocráticas? ¿Usted confiaría en nuestros expertazos de la Administración y las políticas públicas; en nuestros todólogos? Ya muchos han tenido responsabilidades públicas, con revisar los antecedentes de su actuación, usted tendría una garantía de lo que harían.

No hace mucho, el líder local de un partido político se quejaba del "pesimismo y amargura" de quienes referían índices, indicadores, encuestas y otro tipo de mediciones que documentan la precariedad de nuestra ciudad y de Jalisco. Al parecer, es un mal generalizado, no solamente de editorialistas, periodistas y ciertos políticos; el estudio científico de Grupo Reforma documenta que los tapatíos, en general, estamos muy lejos de sentirnos orgullosos de vivir en esta ciudad. En contrapartida, algunos (pocos) tratan de equilibrar esta situación con un exceso de optimismo, que se traduce en vivir un "felicismo" desbordante, donde todo es posible.

Algunos (como el Alcalde de Guadalajara), para tratar de evadir la realidad señalan que esta percepción, traducida en el pésimo lugar con que nos autoevaluamos, es consecuencia del costo de vivir en una gran ciudad. Si así fuera, Monterrey sería el lugar 33 (inmediatamente por encima de Guadalajara), y no es así: nos supera por siete lugares."El orgullo de ser tapatío", "La Perla de Occidente", "La Ciudad de las Rosas", han quedado en el baúl de los recuerdos. Guadalajara ha sufrido un proceso de deterioro impresionante. El sentido de la estética y por la estética, se ha perdido.

La señorita Guadalajara: limpia, impecable, provinciana, bonita, radiante, atractiva, adornada e irresistible ha pasado a la historia. Ahora, la señora Guadalajara se presenta sucia, descuidada, desaliñada; en una palabra: fodonga.

rogelio_campos@yahoo.com