viernes, 17 de agosto de 2012

Comerse a la autoridad


"Si yo no tengo para comer, pues no como", esa fue la respuesta de Jorge Higareda, líder de la Alianza de Camioneros y director de la Operadora Macrobús, al ser cuestionado sobre la afectación a los usuarios cuando pedían aumento de tarifa, al mismo tiempo que amagaban con hacer un paro hace tres años (MURAL, 12/01/09). Previamente, Higareda dijo: "que usen una bicicleta, o sea, también tenemos que usar otros medios, tenemos que caminar si no tenemos los medios".

Ese es el talante de quien encabeza a la mayoría de transportistas de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG). La altivez de la expresión proyecta el poder que tienen los camioneros, pero también la debilidad de la autoridad y sobre todo, lo caduco del modelo de transporte que sufrimos.

La Ley de los Servicios de Vialidad, Tránsito y Transporte establece como una de las atribuciones del Ejecutivo asegurar que los concesionarios cumplan con las condiciones de higiene, comodidad y seguridad que correspondan a la categoría del servicio, de acuerdo con los términos de su concesión.

El mismo artículo establece que cuando se compruebe el deterioro en la prestación del servicio, se debe obligar a los concesionarios a que mejoren su higiene, seguridad, calidad y eficiencia. El Ejecutivo debe ordenar la suspensión temporal o total del servicio cuando no se reúnan esas condiciones.

La ley también establece que las personas físicas no podrán tener más de tres concesiones, cuando es un secreto a voces que hay personas que detentan decenas de ellas.

Pero la autoridad no revoca las concesiones, a pesar de que la ley establece las causas para sí hacerlo. Menciono solamente dos: cuando los concesionarios no sustituyan los vehículos que deban ser retirados del servicio por orden del Ejecutivo del Estado, en virtud de no reunir los requisitos exigidos, y por exigirlo así el interés público.

La autoridad se hace ojo de hormiga: no solamente es omisa en la exigencia de la calidad del servicio, también se hace como que la virgen le habla cuando se trata de indagar el gran número de concesiones que tienen unos cuantos y no ejerce su facultad de revocarlas, a pesar de que la ley lo establece.

En cuestión de tarifas, el mismo ordenamiento señala que se procurará que el prestador tenga una utilidad razonable. ¿Qué es una utilidad razonable? El 30 de abril de 2011, MURAL publicó "Exigen su inversión"; la nota da cuenta de dos inversionistas del Macrobús (cuyo director es Jorge Higareda) que pusieron 50 mil pesos a cambio de la promesa de recibir mil pesos mensuales durante los 12 años que duraría la concesión.

Si una persona invierte 50 mil pesos en el banco, recibirá 2 mil pesos anuales. Después de 12 años tendrá 24 mil pesos de intereses, más sus 50 mil devaluados pesos. Invertir en el Macrobús redituaría el doble (144 mil pesos). Si de ese tamaño son las ganancias del transporte público, ¿no sería conveniente invertir los fondos de pensiones en el transporte público? Se obtendría el doble del interés bancario.

La operación del Macrobús se entregó, en una licitación dirigida, a la Alianza de Camioneros, porque ellos tenían la mayoría de las rutas del corredor Calzada Independencia. La autoridad optó por entregar a los dinosaurios del transporte un proyecto supuestamente de vanguardia y rehuyó ejercer la facultad legal de revocar las concesiones por causa de interés público.

En el Metrobús del DF, nueve empresas prestan el servicio de las cuatro líneas; en la ZMG solamente una empresa presta el servicio de la única línea existente: la Alianza de Camioneros, disfrazada como Operadora Macrobús.

En la Capital de la República hay tres empresas de recaudo (prepago), mientras que aquí ganó una empresa coreana, a la que se le beneficia para todos los proyectos de BRT hasta el año 2024. No hubo claridad, pero sí inconformidades en la licitación que ganó esa empresa coreana (MURAL, 18/09/08 y 25/02/09).

En el Metrobús del DF hay un fideicomiso por cada una de las cuatro líneas que se operan, mientras que en el Macrobús tapatío no es necesario... es dirigido por una persona que emite tan sesudos razonamientos como "si no tengo para comer, no como". Y él sí ha tenido para comer: se ha engullido a la autoridad... con muy buen provecho.


rogelio_campos@yahoo.com
Twitter @camposrogelio