En México hace tiempo que llegó -para quedarse- la moda del Tío Lolo. Así lo demuestran múltiples y trascendentes casos. "Hacerse como el tío Lolo, que se hace tarugo solo" es una expresión que, obviamente, significa hacerse tonto.
Un caso representativo de esta moda lo encontramos en el Gobierno del Estado de Jalisco, concretamente en la Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (Semades), dependencia encargada de monitorear la calidad del aire en la Zona Metropolitana de Guadalajara, ZMG.
La Semades tiene días reportando que la calidad del aire es buena cuando seguramente es regular, dice que es regular cuando por lo menos es mala, afirma que es mala cuando debe ser pésima. Ese es el papel de la Semades, el del Tío Lolo, ya que al mentir -descaradamente- sobre la calidad del aire que respiramos, lo único que están logrando es hacerse tontos.
No creo que alguien quisiera comprarle un automóvil usado al titular de Semades. Seguramente es del tipo de personas que manipulan el odómetro, ese instrumento que sirve para medir los kilómetros recorridos. Las personas que "regresan" el odómetro quieren hacer creer al comprador que está a punto de adquirir un vehículo con menos uso del que en realidad tiene. Eso es lo que pretende la Semades, hacer creer a los habitantes de la ZMG que respiramos un mejor aire del que en realidad entra a nuestros pulmones.
Ayer, en la primera plana de MURAL se publicaron fotos de las tres principales ciudades del país. Todas las imágenes corresponden al pasado martes, y se puede apreciar que en Monterrey hay claridad -es la foto que refleja menor contaminación- hasta el punto de ver con nitidez el Cerro de la Silla. De las tres imágenes es la que reporta menor contaminación: 30 Imeca (Índice Metropolitano de Calidad del Aire).
También podemos apreciar un ambiente ligeramente más denso en la Ciudad de México, correspondiente a la medición de la contaminación: 54 Imeca. Con todo y que la foto no tiene la nitidez de la de la Sultana del Norte, al fondo se pueden apreciar las montañas.
En el caso de Guadalajara, la situación es vergonzosa. Sólo aparece una nube gris, que no permite siquiera ver algunos edificios, ya no hablemos de cerros. Pero lo verdaderamente ridículo es la medición de la contaminación: 18 Imeca.
Todos quienes hemos tomado un avión a primera hora del DF a Guadalajara conocemos la nata que flota sobre nuestra ciudad, y por consecuencia la calidad del aire que estamos respirando. Una experiencia similar viven quienes llegan a nuestra ciudad por carretera, sobre todo los que vienen por el oriente (por el rumbo de la Central Camionera), y también quienes "bajamos" del Palomar o Bugambilias cuando nos dirigimos a la ciudad.
Las fotografías publicadas por MURAL son una prueba irrefutable de que la autoridad -Semades- miente en las cifras que reporta. No hay duda de que lo viene haciendo sistemáticamente desde hace varios años. La única incertidumbre que podemos tener es en el objetivo que se persigue al manipular los resultados: una opción es que lo hacen para engañar a los ciudadanos y la otra que la propia autoridad -como el Tío Lolo- haya llegado al punto de creer sus propias mentiras.
Las fotos publicadas no permiten titubeos: alguien miente en la medición de la contaminación. Resulta difícil pensar que las autoridades de la Ciudad de México o de Monterrey -con mayor claridad en su paisaje- son masoquistas y están diciendo que sus niveles de contaminación son mayores a los que reporta Guadalajara, que curiosamente luce percudida.
Lo más probables es que nuestras autoridades sean clones del Tío Lolo y crean que manipulando las estaciones de monitoreo -que en estos días incluso han llegado a reportar cero puntos Imeca- puedan revertir la contaminación.
A este paso, lo que sigue es ver que nuestros gobernantes retrasen el reloj con la creencia de que eso los llevará a viajar al pasado para corregir sus errores... quizás no lo han hecho porque aun así no sabrían qué hacer.
rogelio_campos@yahoo.com
twitter @camposrogelio