sábado, 10 de enero de 2009

Espectaculares

En los últimos días han proliferado espectaculares de diversos partidos políticos en las principales ciudades del País. Al ser Acción Nacional el partido en el Gobierno federal, resulta lógico que hasta la fecha sea mayor la cantidad de espectaculares de este instituto político. Lo anterior refleja una serie de circunstancias que vale la pena analizar, pues ante la prohibición de contratar publicidad en radio y televisión, una de las batallas más feroces será por ganar los espacios publicitarios -espectaculares, camiones, vallas, etcétera-.

Los perdedores de la disposición son los concesionarios de medios electrónicos de impacto masivo y uniforme. En esto no podemos incluir Internet, pues a pesar de su enorme auge, tiene la característica de la atomización y la pluralidad. En radio, pero sobre todo en televisión, lo reducido de las ofertas abiertas le dan la particularidad de impacto uniforme masivo.

Los ganadores, entre otros, serán los propietarios de este tipo de publicidad estática (espectaculares) o móvil (camiones) ya que la demanda de sus servicios aumentará. Para este sector no habrá recesión, por lo menos en el 2009.

No podemos dejar de mencionar que la proliferación de espectaculares en nuestro País es un reflejo fidedigno del avasallamiento del interés privado sobre el público. Poco importa el concepto de contaminación visual ni tampoco la distracción que puede generar en los automovilistas. Mucho menos el concepto de estética, paisaje urbano y otros que se han venido degradando de manera pronunciada.

En México es más importante la libertad del propietario de un predio, que por el hecho de serlo, puede hacer con él lo que le venga en gana. Las restricciones que existen en otros países, al respecto, aquí se someten a un raro concepto de libertad sin responsabilidad y carente de todo sentido social.

Entre más espectaculares existan, mejor. Si ya no hay espacio se instalan falsos baños o puentes para poner ahí otro anuncio, que en muchos casos, de espectacular, solamente tiene el nombre.

Volviendo a la connotación política de los espectaculares, éstos son usados por los Gobiernos de todos los ámbitos para promocionar sus logros. Si los logros fueran proporcionales al número de espectaculares o a los recursos que se destinan para este rubro, otro gallo cantaría. También son usados por los partidos políticos para promocionar a sus candidatos que aparecen, muchas veces gracias al Photoshop, convertidos en personajes que pretenden hacerle competencia a Brad Pitt, y el resultado es que en ocasiones ni siquiera se parecen a la versión real de sí mismos.

No solamente se maquilla y se "photoshopea" la imagen del candidato, también los hechos son sometidos a una tensión bárbara que pretende convertir lo poco en mucho, lo intrascendente en importante, los hechos aislados en políticas públicas sólidas. Espectaculares que dicen nada. Frases huecas, slogans, clichés, exageraciones, mentiras... eso sí: todos realmente espectaculares, en muchos casos. También hay espectáculos grotescos.

Pero estas prácticas también evidencian que no existe un control de las empresas o los particulares que son propietarios. Como es libre mercado, alguien puede decir que se lo regaló al partido o candidato y no sabremos si lo reporta como aportación. Otros pueden decir que cuesta un peso y, en el mejor de los casos, será el monto reportado. Como no hay un padrón de dueños de espectaculares, o por lo menos no se transparenta de oficio, se da lugar a la anarquía.

En Veracruz, la autoridad electoral amonestó al PAN en diciembre y le obligó a borrar bardas con frases promocionales de programas sociales. En otros ámbitos del propio IFE se desestima que constituya una infracción, y se dice que es parte de la labor propia de los partidos. Ayer, el consejero del IFE Arturo Sánchez ya se anticipó en este sentido. No hay consistencia en el criterio o en una conducta activa de la misma autoridad -IFE- o de las diversas autoridades locales.

Si es parte de las actividades propias de los partidos, y por tanto no es sancionable, vale la pena cuestionarse la razón de que proliferen en un año electoral. Este hecho supone que los recursos extraordinarios que se gastan en esta actividad no están saliendo de sus presupuestos ordinarios.

También se parte del supuesto de que el partido tiene todo el derecho de presumir los logros del Gobierno emanado del instituto político en cuestión. Eso no está a discusión. Lo que se debe reflexionar es si resulta lógico que no haya frenos a la publicidad oficial que también resalta los logros, y que llegado el tiempo electoral constituyó una inversión que sirve de cimiento a la inversión del partido en el Gobierno.

Estos patrones de inversión consideran que los partidos y los candidatos deben competir con los modelos de los espectaculares vecinos para venderse mediante el mismo vehículo publicitario, lo cual supone que los ciudadanos prefieren una imagen visual anodina en lugar del contraste y el análisis de las propuestas. En esto la culpa no es de los partidos, es de los ciudadanos.

Quizás los supuestos de los partidos sean ciertos. Eso también estaría reflejando la calidad de nuestra democracia.

rogelio_campos@yahoo.com