viernes, 17 de septiembre de 2010

Vocación dependiente

Hace 200 años tuvo lugar el emblemático hecho histórico que dio inicio al proceso de independizar estos territorios de la Corona Española. A pesar de lo difuso del proyecto inicial, de lo accidentado del camino y del proceso traumático, se transitó a ser un País formalmente soberano.

Sin embargo, a 200 años de distancia, nuestro País muestra una tan extraña como clara propensión a seguir siendo dependiente en diversos e importantes ámbitos.

Ningún país es autosuficiente, y siempre existen relaciones multilaterales de interdependencia, pero en el caso de México tenemos un esquema dependiente. Se depende de lo que no se controla; por eso dependemos económicamente del petróleo, de las remesas y de los recursos que genera el narcotráfico y el lavado de dinero: son variables que escapan -por mucho- de nuestro control. Caso contrario sucede con las variables que sí se controlan.

Para ponerlo en términos más claros, en las fechas finales de un campeonato de futbol empiezan a cerrarse las probabilidades matemáticas de los equipos. Entonces se dice que determinado equipo "depende de sí mismo": quiere decir que tiene el futuro en sus manos; si gana, no importa lo que hagan los demás. Puede perder y quedar fuera, pero no depende de los demás: tiene control de su futuro.

En los mismos términos futboleros, se dice que un equipo depende de lo que hagan los demás cuando, además de necesitar ganar, debe esperar a lo que hagan otros equipos. Su futuro no depende sí mismo: no tiene control de su futuro.

Nuestra economía depende en gran medida de la estadounidense. Lo anterior explica que México haya sido el país más afectado de América por la recesión global. La mayoría de los países latinoamericanos han diversificado sus economías, de tal forma que actualmente no dependen de la economía de otro país. Nosotros no tenemos control sobre la economía estadounidense, pero ésta sí tiene consecuencias determinantes para nuestras vidas.

Dependemos del petróleo. La principal fuente de divisas y de ingresos tributarios la tenemos en la venta de crudo. El crudo se extrae, no se fabrica, y dependemos de la cantidad -finita- que hay en el subsuelo. Sin el petróleo, nuestra recaudación sería mucho menor y eso repercutiría en la degradación todavía mayor de los servicios públicos.

Lo mismo ocurre con las remesas, que son la segunda fuente de divisas para nuestro País. Sin las remesas que mandan los paisanos, nuestra tasa de desempleo sería considerablemente mayor y lo mismo ocurriría con el ingreso per cápita y, por consecuencia, con la capacidad adquisitiva y el nivel de desarrollo humano. Otra de las dependencias que padecemos se encuentra en el torrente de recursos financieros generados como consecuencia del narcotráfico y del lavado de dinero. Estas condenables prácticas -nos guste o no- se reflejan en nuestra economía.

Lo peor de la situación en la que se encuadra nuestro País es que la nación parece sentirse cómoda. No hay una propuesta seria para dejar de depender de la economía estadounidense. Tampoco hay propuestas consistentes para sustituir las divisas petroleras y obtenerlas por otras vías.

Mientras México obtiene el 11 por ciento del PIB mediante impuestos, Brasil recauda el 35 por ciento. No hay una propuesta seria para siquiera llegar al 20 por ciento sin considerar los recursos petroleros.

Ni siquiera pensamos en repatriar a nuestra mano de obra que radica en el extranjero. Ya nos acostumbramos a sus envíos de efectivo: dependemos de ellos.

No sabemos qué pasará si ganamos la guerra contra el narco y dejamos de recibir los torrentes del dinero para ser lavado. No contamos con un estudio que nos diga las áreas económicas que se verán afectadas, ni cuáles encontrarán oportunidades de desarrollo.

Todos estos elementos apuntan en el sentido de nuestra propensión a depender, por no controlar nuestro futuro. Las consecuencias las resentiremos todos.



¿Dónde quedó el dinero?


Dice el Gobernador que no tiene dinero para desplegados. En 2009 gastó alrededor de 150 millones de pesos en medios de comunicación. Tan sólo en los primeros seis meses de este año gastó 188 millones en el mismo rubro. Si no tiene dinero para medios, ¿en qué se lo gastó?

rogelio_campos@yahoo.com