viernes, 3 de septiembre de 2010

¿País de cobardes?

"Quien se va de Monterrey es un cobarde... hay que luchar por lo que creemos. Tenemos que retomar nuestra gran ciudad. Si a la primera dificultad huyes, no te necesitamos". Las anteriores, son palabras twitteadas esta semana por Lorenzo Zambrano, presidente del Consejo de Cementos Mexicanos.

Según la lista de los hombres más ricos del mundo de la revista Forbes, en el 2007 Zambrano -y su familia- se encontraba en el lugar 583. Para 2008 bajó al lugar 785 y en 2009 desapareció del selecto grupo de los mil hombres más ricos del planeta. Se dice que este mexicano posee la colección de Ferraris más grande del mundo.

¿En realidad son cobardes los que se van de México -no solamente de Monterrey- por no encontrar las mejores condiciones en su entorno? En mi opinión, no. Zambrano se equivoca al emitir este tipo de juicios.

¿Qué pensará Carlos Slim de los dichos de Zambrano? En la página Web de Slim, http://www.carlosslim.com/biografia.html, dice: "En 1902 totalmente solo, con 14 años de edad, sin hablar español y procedente de Líbano llegó a México... huyendo del yugo del imperio otomano, que en aquel entonces obligaba a los jóvenes a incorporarse a su ejército, por lo cual las madres exiliaban a sus hijos antes de que cumplieran los quince años". El personaje al que se refiere es Julián Slim Haddad, padre de Carlos Slim Helú. ¿Lo anterior convierte a la familia Slim, o al padre, o a los abuelos de Carlos Slim en cobardes? En mi opinión, no.

Recurro al ejemplo de Slim porque Zambrano es un hombre de poder económico, pero los casos se repiten en todos los ámbitos: México no se explicaría sin la enorme cantidad e importante aportación que han generado las migraciones de libaneses, españoles y judíos, entre otras nacionalidades.

Estas importantes colonias se formaron como consecuencia, en la mayoría de los casos, de corrientes migratorias originadas por persecuciones étnicas, condiciones de violencia y de guerra (y el Presidente Calderón no ha dejado de decir que estamos en guerra).

El fenómeno migratorio -de México a Estados Unidos- empezó hace décadas, con los trabajadores del campo, y siguió con la servidumbre doméstica y de comercios. Pero desde hace 20 años empezó a manifestarse de manera importante en los profesionistas y pequeños empresarios: personas con alta capacidad o potencial económico.

Este grupo de mexicanos "bien acomodados" que decidieron irse a vivir a otro país se suma a los casos de los artistas, intelectuales y deportistas mexicanos que han preferido poner tierra de por medio: por gusto, por precaución, por necesidad o por miedo. En estos casos -de famosos y de personas comunes y corrientes- hay quienes ya han sufrido en carne propia, o en su entorno, uno o varios secuestros. ¿Estas personas son cobardes? No, estoy seguro que no lo son.

La historia nos permite constatar que las condiciones particulares de un país han repercutido en la expulsión de miles o de millones de sus nacionales. México, en varios momentos de la historia, ha prodigado generoso cobijo a los extranjeros que venían huyendo de los demonios que se habían desatado en sus lugares de origen.

Ese México generoso reconfortó a sus hijos adoptivos. En no pocas ocasiones los trató mejor que a sus propios hijos, sobre todo en el caso de los indígenas. El México generoso se ha ausentado y desde hace varias décadas es un país expulsor de sus nacionales, de sus hijos.

México ha venido cerrando oportunidades a las mayorías y ha concentrado los beneficios en una muy pequeña minoría, a la que por cierto pertenece Zambrano. Cobarde es sinónimo de pusilánime: al que le falta ánimo para tolerar las desgracias o para intentar cosas grandes. Paradójicamente, sí hemos sido cobardes porque nos ha faltado ánimo para intentar cosas grandes, como una mejor distribución de la riqueza; en este caso hemos tenido miedo a los hombres del dinero.

Este tipo de reproches, vienen a enrarecer -todavía más- los festejos del Bicentenario. Por si fuera poco, la Iglesia ha expresado que no festejar es pecado.

Si emigrar es cobardía, estaríamos llenos de descendientes de cobardes. Por eso no estoy de acuerdo en las expresiones de Zambrano. Yo me quedó con la apreciación que los refugiados y migrantes que han venido a México (así como sus descendientes) lo han hecho más grande.


Descanse en Paz Germán Dehesa.


rogelio_campos@yahoo.com