sábado, 7 de abril de 2007

Moderna esclavitud

Cada año, un millón de menores son forzados a dedicarse a la prostitución, 1.2 millones son víctima del tráfico de menores, y 5.7 millones son víctima de trabajo forzado y en condiciones de esclavitud

El pasado 25 de marzo la ONU conmemoró el 200 aniversario de la abolición del comercio trasatlántico de esclavos; por cierto, otra de las múltiples fechas que pasan desapercibidas para los mexicanos.

Esta práctica duró 400 años y comercializó aproximadamente 17 millones de personas, sin contar las que murieron en el trayecto. Los principales beneficiarios de este tráfico fueron los países europeos, que a costa de la dignidad, la sangre y la vida de los africanos incrementaron brutalmente sus riquezas y, como consecuencia, su refinamiento, aunque éste último no en la misma medida.

El florecimiento de algunas ciudades y el relanzamiento de otras tuvo el común denominador de estar, literalmente, cimentado en los esclavos. La justificación de la esclavitud encontraba pleno descargo en la filantropía, la religión e inclusive en las leyes (todo parecido con la realidad actual es mera coincidencia). Antes, como ahora, podían cometerse inmoralidades, pero no ilegalidades. Por esa razón el "Code Noir" (código negro) de 1865, regulaba esta práctica. No se trataba del tráfico como actividad ilegal, sino de una actividad legal: el comercio. El código declaraba los esclavos como "propiedad móvil" y permitía la flagelación y la marca con hierros incandescentes como castigo para delitos menores. De qué magnitud serían la crueldad y los abusos de los propietarios que esta ley era considerada un beneficio para los esclavos. Todo parecido con los defensores a ultranza de los cambios ínfimo-gradualistas del México del siglo 21 también es mera coincidencia.

Eso sí, la generosidad mojigata no podía estar ausente del Código Negro; se otorgaba a los esclavos los días festivos religiosos ¡faltaba más!, se forzaba al culto católico (como debe de ser), se toleraba el matrimonio entre esclavos y (desde entonces) se abogaba por la conservación de las familias.

Algunos grupos de avanzada en las sociedades explotadoras se empezaron a manifestar en contra de la esclavitud. No obstante que eran los avanzados, se tardaron algo más de 350 años en reaccionar. La ambición ilimitada se veía reflejada en los millones de esclavos que ya empezaban a sublevarse a finales del siglo 18. El riesgo de sublevaciones era directamente proporcional al número de esclavos. Estos factores influyeron para que, en 1807, Thomas Jefferson firmara la legislación que abolía el comercio de esclavos. Ese mismo año el parlamento británico siguió sus pasos, y en los años posteriores otros países europeos hicieron lo propio. Cuba y Brasil fueron los países que más tardaron en hacerlo y en poner el punto final, al abolir el comercio de esclavos en 1886 y 1888, respectivamente.

La huella de esa práctica legal perdura hasta nuestros días. Se destruyó el idioma, la cultura y la religión de millones de africanos que fueron arrancados de su tierra. Por si lo anterior fuera poco, todavía se viven las secuelas del racismo y los estereotipos de inferioridad. La deuda que tienen los países desarrollados con las regiones que, coincidentemente, viven sumidas en el subdesarrollo, no prescribe ni es menor. Lo extraño es que no hay quién cobre la afrenta aduciendo crímenes de lesa humanidad.

Lejos de ser una página de la historia, actualmente, según cifras de la ONU, se calcula que 300 mil niños son explotados como soldados en aproximadamente 30 conflictos armados en todo el mundo. Las niñas que son secuestradas para convertirlas en soldados son forzadas a la esclavitud sexual.

La Organización Internacional para las Migraciones calcula que anualmente se trafican 700 mil mujeres, niñas, hombres y niños para llevarlos lejos de sus hogares y ser convertidos en esclavos.

La Organización Internacional del Trabajo reporta 191 millones de niños entre 5 y 14 años que son económicamente activos. El 40 por ciento de ellos realizan trabajos peligrosos.

Cada año, un millón de menores son forzados a dedicarse a la prostitución, 1.2 millones de niños son víctima del tráfico de menores, y 5.7 millones de niños son víctima de trabajo forzado y en condiciones de esclavitud, conocida como "servidumbre por deuda". Esta figura es algo parecido a lo que nos ocurre como país, al haber pagado siete veces el monto de nuestra deuda externa en los últimos 22 años.

La esclavitud no solamente es un pasaje histórico que no está debidamente saldado. Hoy en día, millones de seres humanos, incluidos no pocos mexicanos, viven en condiciones modernas de esclavitud. Al igual que antes, en algunos casos está "regulada" o resulta racional o normal. Hay muchos argumentos para justificarla y demasiada ceguera voluntaria para no verla. Al igual que antes, beneficia enormemente a pocos países y personas y condena a muchos otros.

Hace poco más de 200 años, los esclavos se tardaron casi 400 en sublevarse, y los "avanzados" 350 años en protestar de manera inteligente, estructurada y consistente en contra de la esclavitud... Está por verse cuánto nos tardaremos nosotros en hacerlo ante la moderna esclavitud.


rogelio_campos@yahoo.com