Yucatán se pintó tricolor, el PRI ganó la Gubernatura, la mayoría en el Congreso y 59 de las 106 Presidencias Municipales en juego. Este proceso electoral es el primero del sexenio de Felipe Calderón, y por las particularidades que lo caracterizaron viene a constituirse en todo un estudio de caso.
Durante años el PAN se esforzó por hacer de Yucatán un ícono de la lucha blanquiazul que enfrentaba a la bestia priista. El cerverismo fue estigmatizado (no sin razón) por Acción Nacional, como uno de los ejemplos más representativos de lo peor del priismo. Hace seis años, y todavía con la inercia de la euforia del 2 de julio, Acción Nacional lograba hacerse de la Gubernatura yucateca. La propuesta de honestidad y buen Gobierno había derrotado al cacique.
A la vuelta de seis años, una sobrina de Víctor Cervera ha derrotado al panismo. Además, el hijo de Cervera será diputado local. Resulta difícil explicar lo sucedido partiendo de los supuestos señalados. Habrá que cambiar entonces las premisas.
¿Por qué los yucatecos optaron por no continuar con el "buen gobierno" y decidieron por la sangre de quien fue señalado como el Kraken yucateco? Quizás el "buen gobierno" se quedó en eslogan. En este caso el desempeño gubernamental debió ser tan deficiente que orilló a los ciudadanos a cometer el "pecado" de "volver al pasado".
No, no puede ser esta la explicación; nadie la menciona, mucho menos alguien la acepta. Ni pensar en cometer el sacrilegio de suponer que los yucatecos consideraron que les iba mejor con el PRI que con el PAN.
Busquemos otra explicación: quizás los yucatecos son de otro mundo y no se rigen por la lógica de los mexicanos. Esta explicación encontraría sustento en la expresión "si se acaba el mundo me voy pa' Mérida". Más allá del dicho, lo cierto es que el proceso yucateco está plagado de "pintorescos detalles" que lo dejan fuera de los parámetros de la normalidad democrática mexicana.
El primero de estos detallitos consiste en la redefinición del concepto "elección cerrada". A las seis de la tarde las encuestadoras no dieron los resultados de las encuestas a boca de urna (exit poll); argumentaron que la elección era tan cerrada que, considerando el margen de error, no era posible declarar ganador. Qué curioso que las encuestadoras hayan declarado empate técnico (too close to call) cuando el resultado final favorecerá al PRI por poco más de siete puntos porcentuales.
Para darnos una idea de esta barbaridad, basta compararla con dos procesos: el federal de 2000, con una ventaja de 6.9 por ciento a favor de Vicente Fox, y Jalisco en 2006, con una ventaja de 3.79 por ciento a favor de Emilio González. En ambos casos las encuestadoras dieron a conocer sus resultados en el primer minuto que lo permitía la ley: a las ocho de la noche y las seis de la tarde, respectivamente. En la elección de 2000 el ejercicio de la encuesta fue más complejo por la extensión territorial y la cantidad de electores. Nadie calificó estas ventajas como exiguas ni los procesos como "tan cerrados". Si en Yucatán la diferencia fue superior a los procesos con que lo comparamos, ¿dónde estuvo lo cerrado de esta contienda?, ¿por qué todas las empresas determinaron un empate técnico?
Por cierto, contrario a lo que se dijo, con todo y que se hubieran sumado los votos de Ana Rosa Payán y del PANAL al PAN, la abanderada priista habría ganado.
¡A qué grado dejan de funcionar las encuestas en esas latitudes que el candidato panista declaró en la víspera que todas las encuestas le favorecían y que iba a ganar por tres puntos! También dijo que lo único seguro era que la elección terminaría en tribunales. No fue cierto ni lo uno ni lo otro. Lo extraño es que ya nos habían convencido de que esas actitudes son propias de los candidatos de otros partidos, pero no del PAN; con la excepción de Yucatán, claro está.
No es lo único extraño en la península. Ahí existe un campo magnético especial o algo similar que impide que los resultados del PREP fluyan con la rapidez que lo hacen en cualquier otra parte de la República. Lo que es más, los alenta a un grado extremo. A la media noche no se había computado más que un 10 por ciento de casillas.
Otras cosas raras que seguramente sólo ahí suceden son las que ha denunciado Manuel Espino. El dirigente blanquiazul señaló que la Presidencia de la República mandó operadores a Yucatán ¡Bomba! Además exigió que, cuando pase eso, se coordinen con el PAN ¡Rebomba!
La molestia de varios columnistas no se hizo esperar; apenas habían convencido a sus lectores de la locura de Roberto Madrazo por las aseveraciones contenidas en "La Traición". Ahora la chamba será convencer de que Madrazo no está solo.
Cómo andaremos en eso de la locura que es Santiago Creel quien ahora llama a la cordura, diciendo que estas recriminaciones se tienen que ventilar al interior del partido ¡Recontrabomba! No te creas Espino, tú síguele, a ver de qué más nos enteramos; total, recuérdale a Santiago que él denunció públicamente, hace dos años, que Felipe Calderón le hizo fraude en la elección interna por la candidatura presidencial del PAN, y hasta pidió que se anularán un montón de casillas... Por cierto, ahora que recuerdo, el Estado donde más denuncias de fraude se hicieron mutuamente Creel y Calderón fue... Yucatán. Caray, que coincidencia. Por eso les digo que esas cosas solamente pasan ahí.
rogelio_campos@yahoo.com