sábado, 28 de abril de 2007

De mal en peor

El Foro Económico Mundial dio a conocer esta misma semana que en América Latina Chile es el país más atractivo para inversiones privadas en infraestructura, seguido por Brasil, ¡Perú! y Colombia

La situación económica de México va de mal en peor. La semana que está por concluir se conocieron datos que así lo confirman. El crecimiento económico, la competitividad y la atracción de inversión en infraestructura reportan una situación por demás alarmante. No es mal de Latinoamérica, ya que algunos países de la región registran progreso, contrario al caso de México.

En materia de crecimiento económico, el Banco de México pronosticó esta semana que la economía mexicana habría crecido 3 por ciento en el primer trimestre del año, lejos del 3.6 por ciento pronosticado en diciembre de 2006 e incluso por debajo de cálculos más pesimistas, como el del Fondo Monetario Internacional, que mencionó un 3.4 por ciento.

En materia de competitividad, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico reportó esta semana que México retrocedió tres lugares y se ubicó en la posición 33 de 45 países evaluados. En este mismo ámbito, el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) dio a conocer que, del segundo lugar que ocupábamos en 2004, caímos al quinto sitio, habiendo sido superados por Chile, Costa Rica, Brasil y Colombia.

El IMCO considera 10 factores y 140 indicadores para medir la competitividad, entre los que se encuentran: Gobierno eficiente, macroeconomía estable, manejo sustentable del medio ambiente, y sociedad incluyente, preparada y sana. De los 10 factores medidos México retrocedió en seis, es decir, ni siquiera se mantuvo.

El estudio señala que en los últimos dos años la inversión disminuyó únicamente en seis países, entre ellos México, y que la inversión promedio por persona económicamente activa de los 10 países más competitivos quintuplica la de México. A ver si les seguimos haciendo caso a los agoreros de los recortes presupuestales. El país presume de finanzas sanas, que de poco sirven cuando los niveles de "salud social" van en picada.

Es tal la desesperación de algunos políticos, que en esta semana se propuso en el Senado una reforma consistente en adicionar al final del último párrafo del artículo 25 constitucional el texto "La competitividad es una política de Estado". Como si la competitividad se diera por decreto. Pareciera olvidarse que nuestra Carta Magna establece una serie de derechos: a una justa remuneración, vivienda digna, recreación, y una larga lista de otros que son letra muerta.

Por si lo anterior fuera poco, el Foro Económico Mundial dio a conocer esta misma semana que en América Latina Chile es el país más atractivo para inversiones privadas en infraestructura, seguido por Brasil, ¡Perú! y Colombia. México se ubica a media tabla entre los países de la región. El documento señala que nuestro país tiene debilidades en los antecedentes de inversión y un desempeño pobre en lo relativo a la relación entre el Gobierno y la sociedad civil, y que para potenciar las inversiones en infraestructura debería implementar políticas y reformas administrativas de corto plazo y realizar un esfuerzo centralizado para promover proyectos clave. Por más arengas gubernamentales que invitan a los inversionistas a México, los datos duros son los que orientan a los dueños del capital a tomar sus decisiones.

No hace muchos años México era líder en la región y lo comparaban con países desarrollados, aunque a estos últimos se les veía como parte de un primer mundo lejano. Actualmente la comparación con los países latinoamericanos cada vez resulta más desfavorable para nuestro país. Pasamos de voltear a ver el progreso del norte y de Europa para observar cómo algunos países de la región nos rebasan.

Es tiempo de reconocer que el modelo económico implantado desde principios de los ochenta no ha cumplido con lo que ofreció. El modelo neoliberal que priva llegó para exorcizar a los demonios del paternalismo y el populismo. Sin embargo, se ha constituido en un esquema que privilegia los monopolios y desalienta la competitividad, además de que ha depredado las instituciones, el Estado de Derecho y los niveles de bienestar de la inmensa mayoría de los mexicanos. Por si lo anterior fuera poco, ha puesto a la democracia y a las instituciones al servicio de los dueños del dinero.


rogelio_campos@yahoo.com