sábado, 15 de marzo de 2008

Autoridad de papel

Durante la semana que está a punto de concluir, MURAL nos ha regalado un excelente trabajo periodístico que registra el pésimo estado en el que se encuentran los parques públicos y las unidades deportivas de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Estos espacios son un retrato nítido del estado que guarda nuestra sociedad y del desempeño de nuestras autoridades.

Las autoridades han abandonado la plaza. Los Gobiernos municipales no resisten un mínimo escrutinio acerca del cumplimiento de sus obligaciones. Los parques públicos y las unidades deportivas tan sólo son un botón de muestra del letargo y la irresponsabilidad. Veamos cuáles son los servicios municipales que debe prestar la autoridad. El artículo 94 de la Ley de Gobierno y Administración Pública Municipal establece un mínimo de 11 servicios municipales; lo invito a que hagamos un breve recorrido por ellos, agrupados en rubros afines.

Agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales. Los problemas de abasto de agua para la ZMG son del conocimiento público, y también lo es la dificultad de concretar una alternativa convincente para garantizar este abastecimiento en el futuro. Arcediano sigue generando dudas en muchos sectores y su avance se aprecia lento. Los problemas de drenaje, alcantarillado y tratamiento de aguas son más que evidentes y reflejan una omisión monumental, como el terrible caso del Río Santiago evidencia.

Alumbrado público. En este rubro los Municipios más poblados tienen una mayor cobertura, sobre todo en las zonas con mejor situación económica. A menor densidad poblacional y a mayor marginación, el problema se agudiza.

Limpia, recolección, traslado, tratamiento y disposición final de residuos. Se repite el esquema de la cobertura de alumbrado. Ya es una costumbre que en zonas residenciales de Zapopan, el servicio sólo se preste tres veces por semana... ni hablar de lo que pasa en Tonalá o Tlajomulco. En el caso de Guadalajara, se da el fenómeno de hacer millonarias transferencias a la iniciativa privada mediante la figura de la concesión del servicio. No es la autoridad la que lo presta directamente, y en los casos de la renovación de contratos surgen las dudas y suspicacias de las operaciones entre la autoridad y la empresa que ha venido ganando los contratos. Dentro de estas discusiones esporádicas salen a la luz pública los incumplimientos de la empresa, según lo estipulado en el contrato.

Únicamente nos estamos refiriendo a la recolección, pero el problema va más allá: separación y disposición de residuos. Los tiraderos de llantas y la precaria implementación de acciones para la disposición de residuos tóxicos o peligrosos son también una asignatura ausente en la agenda pública.

Mercados y centrales de abastos. Aquí podemos encontrarnos desde el riesgo latente de que un mercado se venga abajo, como se menciona en el caso del Mercado Libertad, hasta el mal estado que guardan la mayoría de ellos. Si el problema no se aprecia en mayor magnitud, es porque los mercados y las centrales de abasto han venido cediendo terreno frente a las grandes cadenas comerciales en donde la mayoría realiza sus compras.

Rastros. Nuevamente se repite el esquema: es un tema que de manera periódica adquiere relevancia y pone al descubierto las pésimas condiciones sanitarias de estos lugares. En este ciclo, por cada semana de interés del tema, pasan dos años o más de desinterés ciudadano.

Panteones. Los que hay resultan ya insuficientes y su mantenimiento es de quinto mundo. La cremación y adquisición de criptas en templos ha venido a atenuar el grave problema que representa la inacción en este rubro.

Calles, parques y jardines y su equipamiento, y centros deportivos municipales. Parte del tema de la semana de MURAL. Los parques y jardines están para llorar y la Ciudad está llena de árboles mutilados. Se destina muy poco dinero a su mantenimiento. El descuido de estos espacios públicos explica en gran parte el éxito de la Vía RecreActiva. Allí las personas se sienten acompañadas y por tanto seguras, como deberían sentirse en los parques y unidades deportivas. Los asistentes a la vía cambian siete días de la semana por la mitad de uno. Este es el ejemplo máximo de la "cultura de muestreo" que viene prevaleciendo en nuestra comunidad. Un parque rehabilitado, que a las pocas semanas ya presenta un deterioro importante, se presume como un gran logro. Se anuncia que se pueden recuperar tres o cinco unidades deportivas, pero sólo representan un mínimo porcentaje del total. Se pretende recurrir a la inversión de la iniciativa privada, otra de las fórmulas mágicas que enarbolamos como dogma, pero que no alcanza en los hechos.

Otra de las funciones de la autoridad municipal es la seguridad pública, la policía preventiva y el tránsito. El esquema se repite. La deficiencia, la inacción, la privatización de los servicios, el aislamiento en el coto para pretender resolver de forma individual un problema colectivo.

También tienen como función la operación de los centros culturales. Como prácticamente no existen, los hemos cambiado por los centros comerciales: ahí socializan nuestros jóvenes, en el marco de las marcas... total, eso importa más que la cultura.

Ni hablar del artículo 31 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, que establece la obligación de la autoridad municipal de impartir instrucción cívica. De ese tamaño es el incumplimiento de las funciones de la autoridad municipal: del mismo volumen de los pretextos que argumentan para no cumplir con el mandato de ley. Autoridad de membrete, autoridad de papel.



rogelio_campos@yahoo.com