viernes, 13 de noviembre de 2009

¡Enamórese!

Durante la semana anterior se celebró en nuestra ciudad la Asamblea de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa). Ahí, el Gobernador de Jalisco expresó: "El mensaje del presidente de la Odepa es muy claro en el sentido de que es conveniente reconocer el trabajo que se está haciendo, buscando que baje el ruido que se generó y pensando en pasar a una siguiente etapa. ¿Cuál es la siguiente etapa? La del enamoramiento de los Juegos".

Las declaraciones del Gobernador resultan por demás reveladoras. Reflejan con total nitidez que la autoridad no trae brújula -o quizás use una como la de Jack Sparrow-. Antes de invertir los cientos de millones en estadios y otros gastos accesorios, la población debió apropiarse -enamorarse es mucho pedir- de los Juegos.

Para que la población pudiera apropiarse -no digamos enamorarse- de los Juegos, debería conocerlos: qué son, cuál es su historia, cuánto se va a gastar en ellos, de dónde va a provenir el dinero, cuánto se va a recuperar por distintas vías, a quiénes se va a repartir el ingreso que produzcan, etcétera. Esa información está ausente.

Sin embargo, no hay que desdeñar el término que aplica el Gobernador. Él quiere que la gente a partir de ahora se enamore de los Juegos, pero nunca ha hecho algo -como tampoco sus antecesores ni las autoridades de todos los ámbitos y niveles- para que la población por lo menos se apropie de la justa Panamericana.

La apropiación implica dos elementos que -en la mayoría de los casos- están reñidos con el enamoramiento: conocimiento y conciencia. Por eso a la pretensión del Gobernador le resultaría perfectamente aplicable la frase expresada ante los miembros de la Odepa.

Friedrich Nietzsche habría expresado: "Una alianza es más sólida si los aliados, más bien que conocerse mutuamente, creen los unos en los otros: por ello, entre enamorados, la alianza es más sólida antes que después de la unión matrimonial". Ahí puede estar la pretensión de la -bien utilizada- expresión: "Crean en los Juegos, no quieran conocerlos". Es más o menos lo mismo que se pretende con el Macrobús y los macrodonativos... hay que creer en ellos y no pretender conocerlos, mucho menos cuestionarlos.

No por nada el fraseo del Gobernador se refiere a una "Gran Alianza", que -según Nietzsche- es más fuerte mientras se crea en el aliado y menos mientras se le conozca. En ese contexto adquiere relevancia el sentir profundo del Gobernador al justificar un macrodonativo y decir: "yo sé lo que se tiene que hacer en Jalisco"... y el punto es que debemos creerle, en razón de que estaríamos en una alianza. También toma sentido la expresión "lo que unos poquitos digan me vale madre, así de fácil"... porque donde existen los aliados, y no se es uno de ellos, no cabe otra expresión que enemigo; la otra es ser neutral, y para ello hay que abstenerse de opinar.

Por eso a los manifestantes aliados se les otorgan facilidades y a los enemigos se les agarra a catorrazos y se les mete al bote... ¡faltaba más!

Si en la vida privada resulta más interesante o apasionante un enamoramiento, en la vida pública e institucional resulta más conveniente una relación duradera y ésas se basan en el conocimiento de las personas -o de las situaciones- y en su aceptación. Por muy enamorada que esté una dama de un caballero, si éste resulta tomador, ofensivo, misógino o despilfarrador, un día se acabará el amor.

Son muchos los filósofos y pensadores -además de Nietzsche- que han abordado el enamoramiento. Suponiendo que la sociedad se deba -o pueda- enamorar de este tipo de actividades, sería conveniente que nuestras autoridades acudieran a Mario Benedetti, quien decía: "Y para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor". En ese sentido, las autoridades han dejado mucho -por no decir todo- por hacer.

Desde el Presidente de la República, pasando por Carlos Hermosillo o Bernardo de la Garza, "El Tibio" Muñoz, Gobernadores, Presidentes Municipales, etcétera, han hecho todo por dejar en claro que la sociedad no es querida ni inspira amor en este negocio de los Juegos.

La sociedad no ha sido requerida, mucho menos cortejada. No se le dedica tiempo, no se le invita, no se le dan explicaciones. Así... así es muy difícil enamorar a alguien.