sábado, 29 de diciembre de 2007

¿Intelectuales?

Los intelectuales empoderados han tenido la capacidad de que sus ideas transiten del socialismo, comunismo, anarquismo o guerrilla al sistema de partidos. Se han vuelto transparentólogos o especialistas en rendición de cuentas...

No son pocos los elementos que nos permiten advertir que en México se ha venido gestando una simbiosis entre los hombres del dinero y los autonombrados intelectuales. Cada vez son más los mecanismos que igualan a estos pequeños conglomerados de mexicanos.

Hace una semana un grupo de "intelectuales" promovió un amparo en contra de las reformas que prohíben a particulares la contratación de spots con fines políticos. Una semana después, el amparo ha sido rechazado por notoriamente improcedente. Esta acción ya había sido interpuesta por los hombres del dinero (autonombrados empresarios) y había tenido la misma suerte.

La preocupación de los hombres del poder económico es la misma de quienes se supone ejercen el poder ideológico. Ambos grupos piensan que si un particular no puede contratar spots, su libertad de expresión está en riesgo. Han recurrido al amparo porque consideran vulneradas sus garantías individuales.

Lo que llama la atención es que estos segmentos no se han pronunciado sobre la violación a la libertad de tránsito que ocasionan los operativos militares. Por el contrario, los hombres del poder (principalmente económico), han aplaudido a rabiar estas acciones, y los intelectuales las han justificado o se han hecho "ojo de hormiga".

En el caso de Jalisco, las autoridades declaran que los retenes (violatorios de la Constitución) se aplican porque así lo solicitan los organismos empresariales. Estas acciones pretenden encontrar justificación en ofrecer condiciones de seguridad. La deducción es que "el fin justifica los medios". Se puede violar la Constitución a cambio de ofrecer seguridad a los ciudadanos. El problema se vuelve mayor cuando vemos que ni con retenes tenemos seguridad, y adquiere signos de alarma cuando a los intelectuales se los traga la tierra para hacer una denuncia acorde con la gravedad de estas situaciones.

Hablemos brevemente de otras garantías individuales que protege nuestra Carta Magna, por ejemplo, la garantía de igualdad. En este tipo de garantías encontramos la prohibición de la esclavitud y la igualdad de derechos sin distinción de sexo. En México existe la esclavitud en la actualidad y la igualdad de sexos es, en muchos casos, letra muerta. Se entiende que los hombres del poder económico (que se han venido haciendo del poder político) no se pronuncien al respecto, en razón de que muchos de ellos son cómplices de la vulneración de estas garantías. Lo que no se entiende es el silencio de los intelectuales en este tipo de temas, tan sensibles como elementales.

Pero las coincidencias en los pronunciamientos, silencios y estrategias no es lo único que ha venido mimetizando al intelectual con el hombre del dinero; también los ha venido acercando el reparto de cuotas en organismos constitucionales autónomos, como el IFE.

La semana pasada documenté una serie de coincidencias entre los integrantes originales del actual Consejo General del IFE, que pareciera fueron reclutados en una misma institución bancaria privada, y comenté la cuota que también tienen los hombres del dinero en la consejera Alejandra Latapí, quien además tiene un muy cercano e íntimo nexo con un ex director general del mismo banco referido la semana anterior.

Los intelectuales no han venido operando de forma muy diferente. Hoy las vacas sagradas impulsan a los que fueron sus "asesores" (así pomposamente llamados), que en realidad, y en el mejor de los casos, fueron asistentes recién desempacados de sus estudios de posgrado.

Los intelectuales empoderados han tenido la capacidad de que sus ideas transiten del socialismo, comunismo, anarquismo o guerrilla al sistema de partidos, y cuando lo han alcanzado todo tienen además la capacidad de volverse transparentólogos o especialistas en rendición de cuentas... por lo pronto; mañana ya verán qué más sale. Lo que sea será aceptable por conservar los sueldos, que curiosamente en todos esos lugares son de privilegio.

La palabra intelectual, según Laura Blanca Olamendi en "Léxico de la Política", "identifica en la edad moderna a un individuo con capacidad crítica o de antagonismo en relación con cualquier tipo de poder".

Muchos de nuestros autonombrados intelectuales en realidad no lo son, pues les hace falta la capacidad crítica para con el poder económico y con el clerical, por solamente mencionar dos de los que actualmente reparten las cartas. De ser antagónicos con este tipo de poder, mejor ni hablemos; sucede exactamente lo contrario: cada vez se mimetizan más.

La propia Olamendi nos ofrece en la misma obra un pasaje histórico que hoy se reedita: "A mediados del siglo XIX, los intelectuales se dividen entre los que reclaman la libertad y entre aquellos viejos protagonistas de la derecha francesa, representantes de una cultura que hacía suya la tesis de que el verdadero intelectual debe saber subordinar la razón y la verdad a los intereses del Estado".

Esperemos que en esta reedición empiecen a surgir los nuevos valores del primero de los bandos, para que pongan el dedo en la llaga de las cuestiones graves y urgentes, para que llamen la atención de la sociedad y la comunidad internacional, y como buenos intelectuales sean antagónicos y críticos a todos los tipos de poder. Los del segundo de los bandos, ya están muy vistos, son predecibles y no aportan algo nuevo, solo hacen bola como corifeos del poder.

¡Que pase muy Feliz Año Nuevo!

rogelio_campos@yahoo.com