sábado, 10 de noviembre de 2007

Examen anual

No obstante que el Presidente de la República presentó ya su Primer Informe, no será sino hasta finales de mes cuando cumpla el primer año de Gobierno. ¿Qué ha pasado en estos 11 meses con la percepción que los mexicanos tienen de Felipe Calderón y de su Gobierno?

Una vez que los aparatosos operativos militares han sido progresivamente olvidados o que se ha diluido la fuerza con la que irrumpieron en la escena nacional; una vez que ha pasado la efervescencia del proceso electoral y postelectoral; y sin siquiera haber cumplido un año de Gobierno, hay indicios de que los focos rojos se han encendido en Los Pinos. La imagen del Gobierno federal se desinfla.

La encuesta que publicó a principios de semana Ipsos-Bimsa muestra que por segundo trimestre consecutivo la aprobación de Felipe Calderón va a la baja. La encuesta se puede consultar en www.ipsos-bimsa.com.mx. En marzo la aprobación al Ejecutivo se situaba en 68 por ciento; ahora reporta un 57. La cifra de los que lo reprueban ha ascendido del 21 al 33 por ciento. Incluso el porcentaje de los mexicanos que muestran una "aprobación dura" ha bajado de 17 a 12 puntos.

De los panistas, el 91 por ciento aprobaba al michoacano; ahora sólo el 82. En este segmento blanquiazul la reprobación ha pasado del 4 al 12 por ciento. El punto más preocupante es el segmento de los ciudadanos que no se atribuyen militancia alguna: los independientes. Aquí la aprobación pasó de 59 a 46 por ciento y la reprobación del 24 al 42 por ciento. La calificación del Mandatario también ha caído: de 7 ha pasado a 6.4.

No lo atiborraré de números. Calderón reporta peores cifras que Fox en su último mes de Gobierno. La encuesta también reporta la baja en la calificación del Presidente "como persona". Ante la pregunta de si el Presidente ha hecho más de lo que esperaban de él, el porcentaje ha bajado. Por el contrario, los que consideran que ha hecho menos de lo que esperaban, aumentó. También ha crecido el número de los mexicanos que no le creen al Presidente cuando habla o declara, y ha disminuido el número de los que le creen.

En cuanto a la percepción de si tiene la voluntad para hacer reformas importantes y si las está logrando, la apreciación es que no lleva a cabo reformas importantes o que, si tiene la voluntad, no lo está consiguiendo. Uno de los crecimientos más dramáticos es el de los mexicanos que creen que las reformas están favoreciendo a los más privilegiados. Lo mismo pasa con la percepción del camino que lleva el País: el porcentaje de mexicanos que creen que va por mal camino se dispara de manera notable, en la misma proporción que se desploma el porcentaje de los que creen que va por buen camino. Pasa igual en todos los ámbitos evaluados. Hoy, son más los que consideran mala la situación política del país.

Más que interesante resulta indagar en las causas de estos resultados. Una de las razones estaría en el aumento al precio de la gasolina. Tres de cada cuatro mexicanos reprueba este aumento... ¡y eso que todavía no entra en vigor! Seguramente las encuestas de Los Pinos advirtieron esto días después del anuncio del aumento, y esa sería la causa de la aparición presidencial en cadena nacional y en reiterados spots, con el propósito de aplazar la entrada en vigor del aumento y deslindarse de la autoría de la medida. Pero al parecer no fue suficiente, pues un buen porcentaje lo considera responsable del gasolinazo.

Otra de las causas de esta caída encontraría respuesta en el hecho de que los mexicanos han vuelto a pensar en los problemas que les aquejaban antes de las elecciones de 2006. Hoy en día, los temas que más preocupan a los ciudadanos son la falta de empleo, el aumento de precios y los bajos salarios.

Después de las elecciones, y hasta la toma de protesta de Calderón, esos problemas pasaron a segundo plano, y la agenda pública nos mandaba preocuparnos por la legitimación del futuro Presidente, la posible anulación de las elecciones, el plantón de Reforma, el exorcismo a los violentos y la confrontación y polarización.

Pasó la toma de protesta, y entonces la agenda pública nos pedía pensar en el problema del narcotráfico y el crimen organizado. Por cierto, la cifra de quienes consideraban (en enero) un éxito los operativos militares pasó del 35 al 26 por ciento. Los que los consideran un fracasó pasaron del 13 al 30 por ciento.

La situación económica con sus problemas de pobreza, empleos, precios y salarios ha vuelto por sus fueros y está de nuevo donde se quedó en junio de 2006. La principal preocupación de los mexicanos empieza a volverse inmune a los discursos triunfalistas y a las cifras oficiales. Muy pronto, para poco más de 300 días de Gobierno.

rogelio_campos@yahoo.com