sábado, 13 de septiembre de 2008

Palos de ciego (I)

Primera de dos partes

El pasado jueves, el Presidente anunció un aumento del 40 por ciento para el rubro de seguridad en su iniciativa de Presupuesto para el 2009. Como consecuencia -y según el propio Mandatario- tendrán que sacrificarse otros rubros.

En principio resultaría lógico. Ante la histórica ola de violencia que nos azota, pareciera que necesitamos más recursos para esta área. Sin embargo, el anuncio presidencial pone al descubierto varios elementos que vale la pena analizar.

Hace 10 años (27/11/1998), Grupo Reforma publicó "Descalifica Calderón proyecto presupuestal". Calderón era presidente del PAN y se refirió al presupuesto para 1999 en los siguientes términos: "¿Qué es lo que está ocurriendo? Que se pretende financiar el muy cacareado Programa de Seguridad Pública a costa de cancelar los ingresos de los municipios. Es decir... quieren hacer caravana con sombrero ajeno porque quieren financiar ese programa de seguridad quitando lo que la ley ya dispone que debe entregarse a los municipios".

No es el único caso que pone al descubierto la incongruencia de nuestra clase política. Basta transitar de la Oposición al Gobierno para ver las cosas totalmente diferentes. Calderón no es la excepción. Tampoco es la única incongruencia que se le ha documentado. El 17 de febrero del 2007 en "Adivina, adivinador" contrasté la postura -acerca del combate al narcotráfico- de "Calderón el opositor" vs. "Calderón el Presidente". Declaraciones diametralmente opuestas, que exhiben una oposición mezquina que puso en duda las prácticas de hoy.

Si se hubiera contado con mayor presupuesto para seguridad, quizás no habríamos llegado al extremo que ahora vivimos. Es el mismo caso si se hubiera combatido con mayor contundencia el narcotráfico. El "hubiera" no existe. Lo que sí existe y está documentado es la incongruencia monumental de quienes hasta hace poco eran oposición y hoy son Gobierno.

El anuncio presidencial también deja al descubierto los descomunales errores en la Administración de Calderón. No es posible que un área del presupuesto aumente 40 por ciento. No hay forma lógica de que esa área -o alguna otra- pueda asumir el ejercicio racional de un incremento repentino de esa magnitud. En caso de que la cantidad planteada sea la necesaria, lo que quedaría al descubierto es un error garrafal en el diagnóstico del problema en cuestión. La falla del Gobierno estaría en no haber presupuestado lo necesario en los años anteriores.

El anuncio parece más una medida efectista y electorera. El Presidente, desde el principio, se metió en un laberinto. Como candidato identificó como el principal problema del País: el empleo. Lo tomó como imagen. Ya como Presidente, nos cambió la jugada: la inseguridad se convirtió en el principal problema, ya ni quien se acuerde del empleo. Los operativos militares, la indumentaria castrense, 5 mil efectivos para el norte, 3 mil para el sur, 2 mil para el occidente, retenes. Nuevamente el efectismo puro. A la fecha, el problema no ha disminuido, ni siquiera se ha contenido; por el contrario: ha venido a más. Hasta la espectacularidad de los operativos ser ha perdido; mejor dicho, la delincuencia hasta el espectáculo se ha robado.

Hay que recordar que el 9 de diciembre del 2005, en un desayuno en su cuartel de campaña, Felipe Calderón se comprometió ante los organizadores de la marcha contra la inseguridad del 2004. El compromiso fue bajar 10 por ciento anual los índices de delincuencia. No estaría por demás buscar la curva que arroja en esta materia el lapso comprendido entre el 1 de diciembre del 2006 y el día de hoy. Sin duda, ese 10 por ciento es mayor, pero a la inversa.

Ahora nos dicen que se requiere más dinero. Habrá que esperar a conocer cuáles serán las áreas sacrificadas.

Ahora debemos creer que su plan sí es auténtico, y no debemos incurrir en la desconfianza que él manifestaba como opositor respecto a los planes de seguridad del Gobierno. En ese sentido, Calderón es un afortunado: la Oposición no se ha mostrado mezquina en el apoyo a los retenes militares. Esperemos a ver las reacciones a la propuesta presupuestal.

No estaría mal que el Presidente evaluara su Gabinete de seguridad y sus estrategias. Si lo ha hecho, significa que ahí no identifica el problema y que lo único que se requiere es más dinero.

Ante una propuesta presupuestaria de esa magnitud, vale la pena recordar los antecedentes que nos permiten contar con la visión presidencial del problema. Es pertinente analizar la congruencia del discurso y el cumplimiento de compromisos. Es necesario preguntarnos si hay un concentrado de estadísticas que nos ilustren.

El candidato Felipe Calderón nunca nos dijo que este era el principal problema. Como Presidente ha desplegado una serie de medidas espectaculares que parecen avivar el fuego, y al inicio de su gestión hizo una serie de compromisos en materia de seguridad para los primeros 100 días de su Gobierno.

La próxima semana recordaremos estos compromisos; eso puede ayudarnos a tener una idea más clara sobre el cumplimiento en relación a los adquiridos recientemente. También puede clarificar si un aumento presupuestal de esta magnitud puede resolver el problema.

El Gobierno podría ayudar mucho si, mientras tanto, nos explica las razones de no considerar en presupuestos anteriores una mayor cantidad de recursos; y también ayudaría una dosis de humildad para que el Presidente reconociera que se equivocó cuando era Oposición y que por tanto, es un destacado corresponsable de la crisis de seguridad que hoy vivimos.

rogelio_campos@yahoo.com