viernes, 20 de abril de 2012

Debates: la esperanza

Cada elección es diferente, y particularmente el proceso electoral que vivimos es inédito porque está regulado por un marco normativo que nunca antes había sido puesto a prueba. En este escenario cabe preguntarse qué puede pasar para que las tendencias electorales se modifiquen y la elección sea competitiva.

En 2006 las campañas -formalmente- duraron casi 160 días; en esta ocasión solamente 90. A estas alturas hace seis años los candidatos llevaban tres meses en campaña; en esta ocasión apenas llevan veintiún días. Aquella parecía más una carrera de resistencia y ésta podría parecer una de velocidad.

Una campaña larga, como la de 2006, permite a los candidatos visitar más ciudades y tener más reuniones -cerradas o abiertas- con simpatizantes y grupos organizados. En una campaña corta se privilegia la presencia en medios de comunicación.

Otra diferencia importante radica en los spots. Hace seis años, varios organismos y algunos membretes golondrinos contrataron la difusión de anuncios que atacaban al candidato puntero. En esta ocasión eso no es posible: los partidos son los únicos que pueden transmitir mensajes en radio y televisión.

La cantidad de spots que se transmite tiene cierta relación con los resultados que obtuvieron los partidos en la elección de 2009: mejor resultado, mayor cantidad de anuncios. En esa elección el PRI-PVEM obtuvo el 44 por ciento de los votos, PAN 28, PRD-PT-MC 18 y el Panal 4.5 por ciento. Es el mismo caso del financiamiento público: los partidos cuentan con mayores recursos en la medida de su resultado en 2009.

Hay otros spots que, a diferencia de 2006, no han aparecido en estas campañas: los gubernamentales. Las nuevas reglas prohíben -durante las campañas- la difusión de logros de los gobiernos (municipales, estatales y federal).

Sin duda, a quien más le afecta esta disposición es al partido en el poder. Desde el inicio de la administración calderonista se han ejercido 25 mil millones de pesos en publicidad. La cantidad a repartir en 2012 entre todos los partidos es de 5 mil 345 millones de pesos... cifra un poco menor de los 5 mil 566 millones que el gobierno federal gastó en publicidad en 2011 (MURAL, 24/12/2011).

Estos tres factores: spots y dinero repartidos de acuerdo con la votación de 2009, y la ausencia de publicidad gubernamental durante las campañas, favorecen al candidato puntero y perjudican especialmente a la candidata del partido en el poder.

Lo anterior tiene relación con lo que hasta ahora vienen reflejando los estudios de opinión: la consolidación de la ventaja del abanderado tricolor y la baja en las preferencias de la candidata panista.

Con campañas de menor duración que en otros procesos electorales (quedan 68 días) y las limitantes que imponen las nuevas reglas, ¿cómo acortar distancias -o remontarlas- en poco menos de siete semanas?

Queda claro que no será con propuestas: los planteamientos de los candidatos no han podido entusiasmar al electorado. Una vertiente está en los ataques: tratar de horadar la candidatura del puntero. Así se explica la ofensiva panista que pone en duda el cumplimiento de los compromisos de Peña Nieto como gobernador, y la ofensiva de AMLO que cuestiona los gastos de campaña del abanderado tricolor. No se puede descartar una embestida que tenga su origen en el Gobierno federal. Las mediciones que tienen los candidatos y las que se publican permitirán conocer si los ataques son exitosos.

La otra vertiente son los debates, en los que Peña Nieto sufrirá la embestida de sus rivales. El 6 de mayo y el 10 de junio Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador jugarán sus mejores cartas para acercarse al candidato priista.

El impacto de los debates trasciende los minutos de duración en los que se encontrarán. Después vendrán "los debates del debate", en los que se puede abrir una discusión más rica y profunda.

Después del 6 de mayo, si alguno de los que persiguen al puntero se anota un claro triunfo, las campañas pueden tomar un ritmo frenético y la elección puede ser competitiva. De lo contrario, el segundo debate despertará menos interés que el primero y será menos factible que se recorten las distancias. Los debates son la esperanza que les queda a los que persiguen al puntero.


rogelio_campos@yahoo.com
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