sábado, 17 de marzo de 2007

Medias verdades

En México, los medios tiempos o jornadas reducidas son propicias para buscar una segunda chamba; todo esto para alcanzar a cubrir el mínimo. ¿Por qué no le sobra dinero al que trabaja dos jornadas?

Los mexicanos nos hemos acostumbrado a vivir de medias verdades. Mucho tiempo se dijo que el Gobierno era un mal administrador, que debía dejar en manos de la iniciativa privada actividades como las carreteras de cuota y los bancos. Después, la iniciativa privada demostró que son tan buenos para quebrar empresas como el Gobierno. Mucho tiempo se condenó el monopolio del Gobierno en algunas actividades económicas. Con el paso del tiempo la iniciativa privada demostró su vocación, afición y destreza por monopolizar. Al parecer, en el fondo no se critican las acciones u omisiones, sino el no ser el beneficiario de ellas.

Dentro de estas tesis de la derecha se dice que "el que no tiene nada es porque no trabaja o porque es flojo". Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de INEGI (2006), 3 millones de trabajadores mexicanos tienen más de una ocupación. En este grupo de personas se encuentran profesionistas que los fines de semana son comerciantes, empleados que trabajan medio tiempo en un taxi, o bien, personas con trabajo que tienen en el sector agrícola una ocupación secundaria.

La mayoría encontró la oportunidad de tener un segundo ingreso realizando alguna actividad en el mercado informal. Otra parte realiza su segunda actividad en la agricultura de autosubsistencia, o sea cuando la producción se dedica en su mayor parte al consumo personal y sólo una pequeña porción de su producción es utilizada para su venta o trueque.

¿Qué propicia esto? En muchos casos la flexibilidad de horarios y la necesidad de más ingresos es lo que permite a un número importante de trabajadores mexicanos tener más de una ocupación, pero una proporción también significativa lo hace porque no puede laborar más tiempo en su actividad principal, ya que su jornada es limitada, pues sólo son contratados por jornadas cortas o medias jornadas.

En países como Corea resulta impensable tener más de un trabajo. En algunos países europeos la jornada laboral es de 35 horas semanales: los trabajadores laboran siete horas diarias de lunes a viernes. Allí los partidos de izquierda plantean la jornada laboral de 30 horas, esto es, trabajar seis horas diarias de lunes a viernes; y hay países que ya trabajan solamente ocho horas diarias de lunes a jueves, con tres días de descanso a la semana.

El detalle de lo que sucede en esos países consiste en que el salario y, sobre todo, las prestaciones de un solo empleo sí alcanzan para cubrir todas las necesidades básicas del trabajador y su familia.

En México, los medios tiempos o jornadas reducidas son propicias para buscar una segunda chamba; todo esto para alcanzar a cubrir el mínimo. Pensar en tener tiempo de sobra para destinarlo a la familia, al ocio o a un pasatiempo, como sucede en otras sociedades, es simplemente inalcanzable para los mexicanos.

Entonces... ¿los mexicanos trabajan o no? Hay quienes dicen, de manera simplista, que los que tienen poco o nada es porque son flojos, porque no trabajan. En esa lógica, quienes tienen dos trabajos deberían tener sus necesidades cubiertas y hasta ahorros; sin embargo, esto no es así. ¿Por qué no le sobra dinero al que trabaja dos jornadas? Nadie pone en duda las virtudes del trabajo, pero millones de mexicanos no están trabajando para vivir, sino que están viviendo para trabajar.

Un caso similar nos sucede como país con nuestra deuda externa. Durante muchos años, haciendo un juego de palabras, se decía que la deuda de México más que externa sería eterna. Recientemente la firma aregional.com y el Banco Mundial dieron a conocer que México ha pagado siete veces su deuda externa.

Según esta información, México habría destinado recursos para el pago de su deuda externa en un monto superior a siete veces el total de lo que debíamos en 1982, y no sólo no hemos terminado de pagar la suma, sino que lo que debemos aún es mucho. La referencia a 1982 es clave porque en ese año nuestro país registraba niveles de endeudamiento nunca antes vistos (86 mil millones de dólares). Los recursos destinados al pago de servicio del adeudo se situaron, al cierre de 2004, en 624 mil 326 millones de dólares. Lo anterior es tanto como que usted pagara por un crédito hipotecario, en un plazo de 22 años, intereses y capital por un monto siete veces superior al valor de su casa hipotecada... y que todavía siga debiendo la mitad del valor de su casa.

Y el tema de la deuda externa nos lleva a otra media verdad. Se ha vendido como un logro la reducción de la deuda externa, pero lo que no se dice claramente es que esta disminución ha sido básicamente como consecuencia de convertirla en deuda interna, la cual ha crecido brutalmente. Lo que tampoco se dice es que ahora los pasivos de PEMEX duplican la deuda externa del sector público.

Si seguimos la ruta del dinero encontraremos a los beneficiarios nacionales y extranjeros de estos y otros fenómenos. Lo que resulta increíble es que sean los mismos que exponen sus propuestas como el único camino a seguir y se presentan como los filántropos y salvadores; como personas, empresas, entidades o países "legítimamente" preocupados por México.


rogelio_campos@yahoo.com