sábado, 21 de junio de 2008

A qué le tiras cuando sueñas...

Hay de sueños a sueños. Tener el Gran Premio Fórmula 1 de Guadalajara, los MTV Latino, el Grammy Latino, los Globos de Oro, Miss Universo y un torneo de la LPGA, entre otros acontecimientos, constituyen un sueño para el Gobernador de Jalisco, según lo publicado por MURAL el pasado jueves.

La idea del Gobernador es que el Gobierno y empresarios constituyan el "Consejo de Fomento para Grandes Eventos", mediante el cual se buscaría atraer este tipo de espectáculos. El Gobernador sabe, según sus propias palabras, que esto no es algo que se logre en 5, 10 o 15 años, pero que si empezamos a trabajar a la brevedad, acortaremos la distancia temporal que nos separa de ese sueño.

Se parte del principio de que este tipo de acontecimientos "de alto impacto" detonarían el desarrollo turístico de la entidad. Al hacerlo se incurre nuevamente en un error de diagnóstico, similar al que pretendió explicar el efecto Guggenheim. Cuando la euforia por el museo estaba en su apogeo, se pretendía convencer de que se replicaría en Guadalajara el "Efecto Bilbao". Se decía, con mucho convencimiento, que Bilbao había pasado de ser un pueblo de pescadores y se había transformado en una ciudad cultural y se concluía, con una gran seguridad, que el museo había sido el antes y después de ese fenómeno.

Ni Bilbao era un pueblo de pescadores, sino una ciudad industrial en decadencia, ni el museo fue lo que la transformó. Bilbao invirtió más de 5 mil millones de euros en su transformación y lo hizo ampliando su aeropuerto, creando un superpuerto marino que reemplazaría al viejo, construyendo dos líneas de metro y saneando su río. En lo que sí se parece esta experiencia a lo expresado por el Gobernador es en que estas inversiones se hicieron en poco más de 10 años. Yo prefiero el sueño de que se inviertan los montos que invirtió Bilbao y que se haga en esos rubros.

Lo que distingue a lo ocurrido en Bilbao de los planteamientos mágicos que se han venido haciendo en Jalisco es todo lo demás. Bilbao, al igual que otras ciudades industriales cuyo modelo se agotó, primero vivió la aceptación de que su modelo era inviable; repensó su vocación; integró a la sociedad al ejercicio del relanzamiento de su región, tomando en cuenta a las cámaras y a las universidades; hizo un plan maestro; puso en marcha novedosas figuras de transacciones inmobiliarias y financieras, y hasta tuvo tiempo de pensar en un nuevo símbolo para la Ciudad: el Guggenheim. Por cierto, todos los recursos para estas inversiones fueron públicos. Mi sueño incluye que se haga bajo la fórmula que aplicó Bilbao.

Por eso llama la atención la forma en que se presenta esta "novedosa" iniciativa. Lejos de parecer consistente, se asemeja más a una ocurrencia más.

A principios de los 90 se pusieron de moda en México los estudios de prospectiva y, como toda moda, fue pasajera. Sin embargo, cuando el PAN asumió por primera vez el Gobierno de Jalisco y de su capital se presentaba por parte de las autoridades la visión a 20 años que se tenía de la Ciudad y del Estado. Para que se cumplan los 20 años de aquella visión hemos recorrido ya más de la mitad del camino, y habría que cuestionarnos si todavía la recordamos y en qué medida se ha cumplido, o si nos encontramos más lejanos que al inicio. Hoy esos ejercicios, que pocas veces fueron rigurosos, han dado paso a estas ocurrentes ideas. Lo que permanece igual es seguir pensando en plazos de 10, de 15 años.

Guadalajara ha sido sede de acontecimientos de gran relevancia mundial. Basta recordar la reunión de la ALCUE en 2004. Para esa cumbre hubo recursos federales, mismos que fueron invertidos en obras de relumbroncito (porque no llegan al relumbrón): poner adoquín y banquitas a 200 metros del hotel sede, comprar patrullas, plantar arbolitos para que no se vieran las miserias con las que recibimos a los visitantes... arbolitos que ya mutilaron y ya se secaron, letreritos y letrerotes que decían: Bienvenidos a Zapopan, Bienvenidos a Tlaquepaque. Difícilmente podemos recordar alguna obra que haya quedado para la Ciudad. Ahí está un ejemplo de lo que hacemos (y para lo que alcanza) cuando hay recursos para acontecimientos de talla mundial.

El ranking mundial 2008 de Competitividad Turística del Foro Económico Mundial (WEF) sitúa a México en el lugar 55, por debajo de Barbados (29), Costa Rica (44), Puerto Rico (46), Brasil (49), Panamá (50) y Chile (51). El trabajo señaló que en el ambiente de negocios de viajes y turismo e infraestructura, México está en el lugar 61. En el marco regulatorio de viajes y turismo, en el 71. En Higiene y Salud, lugar 79. En desarrollo sustentable, el 85. En transporte terrestre, el 82. En seguridad, lugar 122. Mi sueño es que podamos mejorar por lo menos 10 escaños por rubro.

No hay duda de que Jalisco es una de las entidades con mayor potencial en materia turística. Puerto Vallarta ha tenido un crecimiento descomunal y es un referente mundial. En este caso es conveniente analizar el grado de compromiso que tenemos con nuestros potenciales turísticos. Puerto Vallarta está al borde del colapso en varios rubros, además hemos permitido que sea un "centro turístico de prostitución infantil" y se está convirtiendo en ciudad dormitorio de los trabajadores que perciben mayores ingresos en Nayarit.

Detonantes turísticos hemos tenido y los hemos deteriorado. Quién nos dice que no haremos lo mismo en el caso de nuevos detonantes. Hasta en el caso de los más entusiastas, como el Gobernador, cuando se trata de realizar inversiones de su patrimonio personal, él optó por Nayarit y no por Jalisco... y en una de esas es en Huanacaxtle donde él sueña.