viernes, 18 de enero de 2013

El reto de innovar

Esta semana apareció la quinta edición del Índice Mundial de Innovación 2012, publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y por el INSEAD, que es una escuela de negocios y centro de investigación con sede en Francia.

El índice (http://www.globalinnovationindex.org/gii/) refleja la importancia que reviste la innovación como motor del crecimiento económico y la prosperidad, y el caso de México es alarmante: nos encontramos en el lugar 79 de 141 países. En América Latina, México se ubica en el penoso noveno lugar, por debajo de Chile (39), Brasil (58), Costa Rica (60), Colombia (65), Uruguay (67), Argentina (70), Perú (75) y Guyana (77).

No debería extrañarnos; no hemos pensado en innovar ni se han articulado esfuerzos en esa dirección. Nos hemos conformado con competir por precio, por tener maquiladoras y algunas empresas tecnológicas que generen empleos que no se caracterizan por su buena remuneración.

Para el Diario Financiero de Chile no es una sorpresa que el país andino ocupe la primera posición de Latinoamérica, pues han adoptado un exitoso modelo para fomentar la innovación. Chile ha trabajado durante años en esa dirección con la OCDE y con el Banco Interamericano de Desarrollo.

Desde 2005, por iniciativa del Presidente Ricardo Lagos, crearon el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad CNIC (http://www.cnic.cl/), un organismo público-privado para asesorar en la identificación, formulación y ejecución de políticas y acciones que fortalezcan la innovación y la competitividad en la ciencia, la formación de capital humano y el desarrollo, la transferencia y la difusión de tecnologías.

En Chile también cuentan con el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) que depende de un organismo similar al Conacyt, pero que asigna una porción de las ganancias de las exportaciones del cobre para financiar inversión e innovación. Cobre y petróleo son recursos no renovables y bien se hace cuando invierten un porcentaje de esos ingresos en ciencia e innovación en lugar de meterlos al gasto corriente.

El CNIC tiene un consejo integrado por personas destacadas en el ámbito académico, de la investigación y empresarial, y acuden como invitados permanentes los funcionarios del gabinete de áreas relacionadas con la ciencia y la innovación: educación, hacienda, agricultura, economía, entre otras.

Para la Unidad de Inteligencia de The Economist tampoco es sorpresivo el lugar que ocupa Brasil, debido a que han establecido un marco institucional para la innovación: cuentan con la Financiadora de Estudios y Proyectos (FINEP), que recientemente ha creado una incubadora de innovación y capital de riesgo para promover el emprendimiento.

En Brasil cuentan con el plan Brasil Maior, lanzado en 2011 con el lema "Innovar para competir, Competir para crecer". Según The Economist, Brasil es líder incorporando al sector informal en su sistema de innovación.

El país amazónico tiene una tasa de informalidad mayor que la de México, pero han tomado una ruta distinta. Según la Cepal, tienen una recaudación tributaria -con relación al PIB- casi cuatro veces mayor a la nuestra, y además han decidido incorporar los procesos de innovación a la informalidad, y eso contrasta con nuestra postura facilona de satanizar la informalidad cuando todos somos corresponsables de su magnitud.

Esta semana se anunció en México la creación del Instituto del Emprendedor, y sería conveniente que se tomarán en cuenta experiencias exitosas como la de Brasil. También se anunció una iniciativa para crear la Secretaría de Ciencia y Tecnología, y nos equivocaríamos si no atendemos -por lo menos- la exitosa experiencia chilena. Allá no han llegado al punto de elevarlo al grado de Ministerio, pero lo importante está en las atribuciones, los actores que se involucran, la forma de financiar los proyectos y los fines que se persiguen.

En ambos casos, la creación del Instituto del Emprendedor y, posiblemente, el surgimiento de la Secretaría de Ciencia y Tecnología, sería sensato establecer como prioridad la innovación, y para ello resulta fundamental orientar y alinear esfuerzos de los gobiernos locales y de las universidades en esa dirección. El futuro sí nos puede alcanzar.

rogelio_campos@yahoo.com

Twitter @camposrogelio




 

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