MURAL publicó (18/08/08): "Sube el Gobierno gasto discrecional". La nota revela que el Góber aumentó de 150 a 613.5 millones de pesos la partida "Erogaciones Imprevistas": un 300 por ciento más de lo autorizado por el Congreso. El destino del recurso fue cuestionado por la mayoría de los medios de comunicación. Es sólo un botón de muestra de su modus operandi en materia presupuestal.
El Gobernador -por sus pistolas- presupuesta a la baja, y luego se sirve con la cuchara grande, aumentando las partidas que a él le vienen en gana. Poco le importa lo que le aprueba el Congreso y hace gala de su autoritarismo en el gasto. Exclusivamente él puede acabarse el gasto de partidas antes del año y aumentarlas según su criterio. La actitud es condenable para todos, menos para él.
Los Hospitales Civiles merecen el berrinche y la furia del Gobernador por agotar los recursos anuales en 10 meses, pero la Secretaría de Promoción Económica sí puede hacerlo. MURAL publicó (28/05/10): "Agotan partida oficial". La nota reporta que Alonso Ulloa se acabó la partida 4404 ¡en apenas cinco meses! Ulloa declaró que haría gestiones para ampliar los recursos, y seguramente lo consiguió sin problema, por la sencilla razón de que se actúa con base en emociones y no en razones, coyunturas y no esquemas, filias y fobias.
Lo anterior se refuerza con el amago del Góber de despedir al doctor Jaime Agustín González Álvarez de los Hospitales Civiles. González Álvarez es un profesionista muy destacado y reconocido, pero víctima de los berrinches del Gobernador, y sobre él recae su furia. Contrasta con la férrea defensa de otro médico que no tiene -por mucho- el reconocimiento de González Álvarez, pero sí el mérito de ser amigazo del Gober-rinches. Me refiero al "Doctor House Región 4", que tenía un tiradero en la Secretaría de Salud y manejó de manera infame los asuntos que le correspondían, pero que en la misma medida de su desprestigio e ineptitud siempre fue defendido por su cuate el Góber.
Que fácil resulta para el Góber y su equipo tratar de ensuciar reputaciones y hacer señalamientos de acciones ilícitas y hasta delictivas en el manejo de los recursos públicos. Les sale muy natural, porque la difamación, la injuria y la calumnia están en el origen mismo de este Gobierno. El Góber en su momento instrumentó una campaña -más que de lodo, de estiércol- para ganar la elección. Esos son los cimientos de su triunfo. Sin embargo, los acusados en el 2006 gozan de cabal salud política, y sus difamadores nunca volvieron a referirse a sus delicadas acusaciones.
Para él es fácil decir que es un buen administrador y señalar que quienes no se cuadran a su conveniencia e intereses políticos no saben administrar. Pero el Gobernador tuvo para el 2009 una deuda histórica cuyo impacto no se ve por ningún lado, y este año ejerció un 15 por ciento más de lo presupuestado. Pareciera que "en el endeudamiento, el derroche y la abundancia resulta fácil ser un buen administrador".
El Góber se sirve con la cuchara grande al aumentar -de lo lindo- las partidas de su interés y castigar a los que ve como sus enemigos: les da presupuestos exiguos y no les comparte los considerables excedentes consumidos por él y los cuadros políticos de su simpatía.
Tampoco paga, y al parecer no gestiona, el saldo de los adeudos que se comprometió -con su firma- a cumplir. Parece que el que no sabe administrar es otro: no se acuerda de lo que firmó, desconoce las reglas de operación de los fondos federales, se "raja" o actúa perversamente.
Basta con un análisis de los incrementos presupuestales reales por áreas para darnos cuenta de su festín presupuestal y constatar el reflejo de sus berrinches.
Al titular del Ejecutivo le pesan demasiado sus filias y fobias: ha sustituido sus limitaciones de negociación por el intercambio burdo de apoyos por presupuesto, tan burdo que llega al grado de extorsión. En lugar de Gobernador tenemos un Gober-rinches.
rogelio_campos@yahoo.com
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