En la octava sesión ordinaria (11/dic/1916), la Comisión de reformas a la Constitución presentó la propuesta de cambiar el nombre Estados Unidos Mexicanos (EUM), planteado por Venustiano Carranza, por el de República Federal Mexicana.
La Comisión -al igual que Calderón- consideró que EUM era una imitación al vecino país del norte. Con una claridad y sencillez extraordinarias plantearon que nuestros vecinos -contrariamente a nosotros- sí tenían razones para haber adoptado esa denominación (EUA) en virtud de su origen: trece colonias autónomas que se asentaron en esos territorios.
Otro argumento que retoma Calderón -expresado igualmente por la Comisión en 1916- es que la denominación EUM "no traspasó los expedientes oficiales para penetrar en la masa del pueblo; que el pueblo ha llamado y seguirá llamando a nuestra patria 'México' o 'República Mexicana' y con estos nombres se le designa en el extranjero" (Diario de los Debates).
Sin embargo, la Comisión integrada por Francisco J. Múgica (Michoacán), Alberto Román (Veracruz), Luis Monzón (Sonora), Enrique Recio (Yucatán) y Enrique Colunga (Guanajuato) fue derrotada. Los acusaron de conservadores y de atentar contra el espíritu federalista. Los constituyentes Luis Manuel Rojas (Jalisco), Fernando Castaños (Durango), Félix Palavicini (Tabasco), Rafael Martínez de Escobar (Tabasco) y Alfonso Herrera (Distrito Federal), entre otros, fueron los abanderados de la propuesta que a la postre triunfó: que el país se llamara Estados Unidos Mexicanos.
El resultado fue de 56 votos a favor del nombre República Federal Mexicana y 108 votos en contra, que en realidad respaldaban la propuesta de Carranza, primer jefe encargado del Poder Ejecutivo de la federación. La "línea" pesó.
El fondo del debate de hace 96 años se encuentra en que los partidarios del término EUM asociaban la denominación con el federalismo y con la autonomía de los estados. Ellos asociaban el término república al centralismo y decían que esa figura no implicaba un sistema federal.
Los que estaban por República -Federal- Mexicana decían que EUM era una copia de los norteamericanos y que no permeaba en la población. Argumentos muy similares a los que revive Calderón casi un siglo después.
De alguna forma, quienes aprobaron la denominación que actualmente tenemos -EUM- se equivocaron. El término no ha permeado y sí es una vil copia de los norteamericanos, pero lo peor es que de federalismo -un siglo después- hay muy poco, y lo poco es sumamente nocivo, porque los gobernadores empezaron a actuar como virreyes desde el "gobierno" foxista.
Es un caso parecido al Municipio Libre, que solamente existe para endeudarse y hacer tropelías. Queríamos combatir a los caciques que controlaban los estados y ahora tenemos muchos caciquitos que cobran tributo como grandes, pero nada controlan.
Quisimos hacer un híbrido entre el municipio -de origen español- y la entidad federativa -de origen norteamericano-, sin incorporar figuras como el condado o los gobiernos metropolitanos. Actualmente hay cientos de municipios que no cubren siquiera el requisito de contar con el mínimo de población, pero sí tienen presidente "monecipal" y regidores, ¡faltaba más!
El nombre no trajo federalismo. De hecho, hay estados unitarios o centralistas que tienen un mayor grado de descentralización que México, como son los casos de España y Japón.
Pretender el cambio de nombre oficial a México, como lo propone Calderón, es simplista y no es sensato. Todos decimos Brasil, aunque oficialmente se llama República Federativa del Brasil. Es el mismo caso con Suiza, cuyo nombre oficial es Confederación Helvética (CH). Igual ocurre con Alemania, que oficialmente se llama República Federal Alemana. La lista de este tipo de ejemplos sería larga.
Tenía razón la comisión del Constituyente de 1916-17. Deberíamos llamarnos oficialmente República Federal Mexicana, e informalmente, México.
rogelio_campos@yahoo.com
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