Hace cinco meses, la autoridad educativa estatal manifestaba su intención de modificar el calendario escolar (MURAL, 16/01/11). Antonio Gloria Morales, Secretario de Educación en Jalisco, decía que "esta medida se aplicará sólo a los planteles de educación pública, y que los colegios, universidades privadas y la UdeG tienen autonomía para decidir si se integran a la modificación del calendario".
Lo anunciado el pasado viernes es totalmente diferente a lo que se planteó, ya no hablemos de lo que se planeó, porque difícilmente puede pensarse que exista la mínima planeación al respecto.
Hace cinco meses se dijo que la autoridad estatal había planteado la modificación del calendario escolar a la SEP, y que para concretarla se requería la aprobación -o el visto bueno- de la autoridad federal. Todo parece indicar que la SEP no autorizó la modificación del calendario, o por lo menos no se ha hecho del conocimiento público la resolución, positiva o negativa, al respecto.
Hace cinco meses se dijo que la suspensión solamente aplicaría a las escuelas públicas, pero el viernes pasado se anuncia exactamente lo contrario: la suspensión será solamente en colegios particulares -y apenas en 40 escuelas públicas-.
Hace cinco meses se decía que los colegios particulares tienen autonomía para decidir si se integran a la modificación del calendario. Pareciera que todos los colegios particulares de la entidad se pusieron de acuerdo y que en pleno ejercicio de su autonomía decidieron "integrarse" a la modificación del calendario.
El 15 de enero del 2011, Gloria Morales decía: "la petición hecha a la SEP tiene el objetivo de promover que los menores asistan a los eventos deportivos". Supongamos por un momento que esa era la verdadera intención, que los alumnos asistieran a las competencias. Si finalmente las clases sólo se suspenderán en las escuelas privadas, ¿no se estaría privilegiando a los alumnos de colegios sobre los de escuelas públicas?
Ante la pregunta de si la medida era discriminatoria en contra de los alumnos de escuelas públicas, a la autoridad se le hizo bolas el engrudo y repentinamente sufrió un ataque de amnesia. Con la misma facilidad que hace cinco meses se decía que la suspensión era para "promover que los menores asistieran a los eventos", ahora se puso sobre la mesa una nueva motivación: la medida "corresponde a la necesidad de disminuir el tráfico durante el evento deportivo".
Queda claro que la preocupación principal era el tráfico y la contaminación, tal como se adelantó en este espacio ("Contaminación Panamericana", 28/01/11). Lo que no se entiende es que este tipo de asuntos no se discutan con transparencia y apertura, de frente a la ciudadanía. Tampoco hay razón para inventar justificaciones que nadie cree, como la de propiciar la asistencia de los alumnos a las competencias.
Resulta evidente que la SEP no autorizó la modificación del calendario escolar o que, si la autorizó, se advirtió que podría generar graves problemas con los maestros o con los padres de familia. Lo que no se entiende es la reiteradísima obsesión por no transparentar las decisiones.
Fue irresponsable plantear la suspensión generalizada de clases faltando nueve meses para los Juegos, como irresponsable es también anunciar la modificación parcial del calendario escolar faltando cuatro meses para las competencias.
La imprudencia, la irresponsabilidad y la improvisación han sido algunos de los sellos más visibles que identifican la organización de los Juegos Panamericanos. Dos casos emblemáticos los encontramos en la fallida ubicación de la Villa Panamericana y la del Estadio de Atletismo.
El éxito de una actividad como los Panamericanos depende de que la sociedad se sienta parte de la fiesta y además se apropie de ella. Con este tipo de medidas, con la forma y en los tiempos en que se está decidiendo sobre la vida cotidiana de los ciudadanos y de sus hijos, se está logrando justamente el efecto contrario. Qué pena.
rogelio_campos@yahoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario