En su mensaje radiodifundido el pasado miércoles, pareciera querer proyectar firmeza, pero transmite intransigencia e intolerancia. Lo verdaderamente grave, sin embargo, son los juegos de palabras en los que se refugia y, sobre todo, la incongruencia de sus dichos.
Calderón ha dado un paso sumamente riesgoso. Según las palabras presidenciales, algunos -o muchos- Gobernadores no han puesto de su parte, se han hecho de la vista gorda y permitieron que hayamos llegado a este punto.
Si a lo anterior agregamos sus constantes referencias a que antes no se hizo lo suficiente por detener este problema, tenemos como resultado que Calderón está inculpando -por lo menos indirectamente- a los Gobiernos del PRI y al de su correligionario Vicente Fox. Esta estrategia no es la más inteligente, cuando lo que se requiere es sumar aliados para enfrentar enemigos poderosos.
El Presidente Calderón pide apoyo incondicional a su guerra, pero probablemente en las noches escucha una voz que no lo deja dormir, puede ser la voz de Felipe, el presidente del PAN de 1996 a 1999.
Felipe (Grupo Reforma, 19 abril 1997) cuestionaba la participación militar en tareas que corresponden a la autoridad civil: "se ha puesto en riesgo a la Nación con el abuso de la institución militar en acciones contra grupos armados... El mayor exceso se ha dado en que se ha comprometido la presencia de las fuerzas armadas en actividades que corresponden a la autoridad civil... llevar al Ejército en la propia lucha contra el narcotráfico a la cabeza ha puesto en una posición de vulnerabilidad a las fuerzas armadas y ha representado algo muy lamentable para el País y un riesgo como Nación... El riesgo es que una institución de última instancia para la seguridad nacional -y de alguna manera para la preservación segura de algún pueblo- esté penetrada y dominada por una fuerza como el narco, dejando a la Nación vulnerable... la fuerte presencia militar implica un riesgo en materia de derechos humanos".
¿Quién tiene la razón: el Presidente Calderón, o Felipe, el dirigente panista?, ¿no se hacía nada contra el crimen organizado?, ¿no son las exigencias de Felipe las mismas que hoy le hacen la ONU y diversos organismos internacionales? Felipe (Grupo Reforma, 31 julio 1997) demandaba que el Ejército cumpliera sólo las labores que la Constitución le asigne: "contraerse estrictamente a las labores que la Constitución le encomienda y dejar de abusar de éstas, porque podría perder la credibilidad que le resta... mientras las fuerzas armadas sigan abusando de su condición de cuerpo orgánico e institucional, mezclándose en acciones meramente civiles, como la lucha contra el narco, su investidura se irá a debacle... Que sean las instituciones civiles las encargadas de las acciones en contra del narcotráfico y que el Ejército se retrotraiga a las labores que constitucionalmente se les tienen encomendadas con mayor claridad...".
¿Quién tiene razón: el Presidente Calderón, o Felipe, el dirigente nacional del PAN?, ¿por qué ahora lo que se ensalza y se destaca es la participación del Ejército en esta lucha?, ¿por qué antes decía que no había fundamento legal y ahora dice que es abogado y que sabe que sí existe ese fundamento, que antes no encontraba?, ¿antes no era abogado?
Calderón pide hoy un apoyo que en su momento regateó abiertamente. En ese sentido sería corresponsable de lo que acusa: haber permitido que el crimen creciera hasta el punto que llegó. El Presidente de la República está partidizando su guerra y señala omisiones del pasado que caen por tierra con las palabras de Felipe, quien siendo presidente nacional del PAN no tuvo empacho en criticar todo lo que hoy pondera.
En estos momentos, antes de que el Presidente se siga confrontando con diversos actores políticos y sociales, resulta necesario confrontar al Presidente Calderón con Felipe el dirigente partidista.
rogelio_campos@yahoo.com
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