Felipe Calderón dijo "yo estoy en mi tarea, en mis metas y en mis objetivos. En términos taurinos lo que viene es el tercer tercio, en lo que estamos es el de la faena y es precisamente la audacia y es el de más cosas".
En una corrida el matador lidia al toro, y efectivamente se desarrolla en tres tiempos (tercios). En el primero -el de varas- el toro es picado y además el torero se vale de un capote para ejecutar suertes. En el de banderillas, se "reanima" al toro del castigo y se puede apreciar cómo embiste por ambos lados. El tercero es el de muerte, y el torero se vale de una muleta y de un estoque.
Las palabras del Presidente revelan un cúmulo de aspectos importantes. En primer lugar se aprecia a un hombre solo; de hecho, una de las expresiones de los matadores es: ¡dejadme solo! Calderón bien podría ser llamado el "presidensolo", ya que su gabinete no se ve por ningún lado; es él y nadie más.
El Presidente también se ha alejado de los demás poderes; no se advierte interlocución eficaz -solamente reproches- por lograr reformas estructurales. Para muestra, esta semana desdeñó la invitación que le hizo el Senado para inaugurar sus nuevas instalaciones. Lo mismo ocurrió en los "Diálogos por la Seguridad", en los que -en principio- dejó de invitar a actores políticos importantes.
El Presidente también se ha alejado de su partido. Ha sugerido que el próximo candidato debe ser un ciudadano que no milite en el PAN, y las declaraciones de la secretaria general del PAN, relacionadas con la alianza en el Estado de México, lo dejaron muy mal parado y fueron causa de un cisma en las relaciones del Presidente con su partido.
Ni qué decir de los recientes reclamos presidenciales, dirigidos a la sociedad, para que no nos confundamos y dirijamos el ¡ya basta! a los criminales. Estos y otros aspectos se reflejan, en las recientes encuestas, en pérdida de popularidad y de aprobación.
La metáfora taurina bien podría aplicar -involuntariamente- debido a que el Presidente -como el torero- está solo en el ruedo. Pero la expresión refleja una gran insensibilidad, pues la fiesta brava está intrínsecamente relacionada con la muerte y esa palabra la tenemos presente -y no en buenos términos- todos los mexicanos. Tan presente la tiene el mismo Calderón que, traicionado por su subconsciente, recurre a este tipo de metáforas.
Sin embargo, Calderón se equivoca en por lo menos dos aspectos. Para que el tercer tercio sea bueno, regularmente los dos primeros tuvieron que ser por lo menos aceptables. Es muy raro que esta regla no suceda... y los dos primeros tercios de su sexenio -en términos taurinos- no presagian un buen final.
El segundo aspecto en el que se equivoca es en comparar su sexenio con una lidia dentro de una corrida de toros. Hay otras expresiones taurinas que podrían reflejar con mayor nitidez lo que viene ocurriendo.
Por ejemplo, existe el término "herradero" y aplica cuando reina la anarquía en el ruedo: es cuando el matador -que debe mandar sobre su cuadrilla- no ha puesto orden y cada quien está haciendo lo que puede. Es el caos.
También podría aplicarse el término "charlotada", que se refiere a un espectáculo taurino, pero en su vertiente cómica, la del toreo bufo. En las charlotadas abunda lo chusco y también las revolcadas a los toreros.
Otro espectáculo taurino que bien podría aplicar es el de los forcados. Los forcados son ocho aficionados que esperan a cuerpo limpio y a pie firme al toro, sin engaño y sin arma que pueda herir al burel. El que recibe el contacto con el toro se llama "forcado de cara" y en sus orígenes pertenecían a la milicia. Entre todos tratan de inmovilizar al toro, y no es raro que se lleven serias revolcadas.
Para nuestro infortunio, lo que viene ocurriendo, más que asemejarse a una lidia o faena, se parece más a un herradero, a una charlotada o a un espectáculo de forcados.
rogelio_campos@yahoo.com
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