Hace una semana, el Presidente Calderón -nuevamente- exhortó a los mexicanos a que "hablemos bien de México". En el marco de las Sesiones de Trabajo del Sector Turismo, el Presidente -según la nota de MURAL- se mostró molesto con la "satanización" que de México hacen sus propios ciudadanos.
Calderón invocó un estudio del Brookings Institute que sitúa a otros países -con mejor desempeño turístico- con mayor tasa de homicidios que la que tenemos en México. Lo anterior provoca una gran contrariedad en el ánimo presidencial.
La postura del Presidente ya es alarmante: pretende -nuevamente- minimizar los problemas del país bajo la lógica de que "otros están peor", y al tiempo que invoca la objetividad, hace un manejo tramposo de datos.
El Presidente compara los datos de México con los de algunas ciudades de la Unión Americana. El Presidente compara peras con manzanas y evita comparar los datos de las ciudades con mayores índices delictivos de ambos países.
Otra inconsistencia en la que incurre radica en confundir homicidios con violencia. Preocupante porque evidencia una visión reduccionista: "la violencia son los homicidios". En ese sentido, bien les vendría a los asesores presidenciales decirle que hay otros estudios -aparte de los del Brookings Institute- que califican la violencia (no solamente los homicidios) y sus resultados nos dejan muy mal parados. Es el caso del Índice Global de Paz, elaborado por el Institute for Economics and Peace junto con un panel internacional de expertos provenientes de institutos para la paz y think tanks, además del Centre for Peace and Conflict Studies de la Universidad de Sydney, con datos procesados por la Economist Intelligence Unit.
El estudio evalúa 144 países, y en el 2007 ubicó a México en el lugar 79; en el 2008 en el 93 y en el 2009 en el 108. Se consideran 24 indicadores, y los homicidios intencionales tan solo son uno de ellos, pero encontramos otros, como respeto a los derechos humanos, nivel de criminalidad violenta, inestabilidad política, nivel de desconfianza en otros ciudadanos.
Calderón arremetió contra países que son tomados como modelo por los empresarios del ramo: Jamaica, Brasil y Dominicana. El Presidente les dijo que esos países tienen mayor tasa de homicidios... lo que no les dijo es que todos están más arriba de México en el Índice de Paz.
Si los asesores presidenciales asistieran correctamente a su jefe, también le dirían que hay un Índice de Competitividad Turística que es elaborado por el Fondo Económico Mundial (WEF) y que ubica a Brasil por encima de México y a Jamaica muy cerca de nuestro país. Este índice no mide homicidios, y sí considera: políticas y regulaciones; sostenibilidad ambiental; seguridad ciudadana; salud e higiene; infraestructura de transporte aéreo, terrestre y de turismo, de informática y telecomunicaciones; recursos humanos, culturales, naturales, y afinidad por el turismo.
En estos indicadores que se miden, se puede encontrar -más o menos- la respuesta a lo bien o mal que van los países en el rubro del turismo. Nada tiene que ver si los ciudadanos hablan -con palabras- bien o mal de su país. Los países son conocidos por sus obras y resultados, no por sus propios dichos o por la enjundia que les imprimen. Esto último no terminan de entenderlo quienes escriben los discursos presidenciales.
Es tiempo de que el Presidente empiece a ejercitarse en lo que reclama: objetividad. Sería muy sano pasar de las palabras a los números, de las arengas a los resultados y de los reclamos a la tolerancia. Si en Los Pinos no conocen la cantidad de índices, rankings, indicadores que hoy se miden: mal. Si los conocen y omiten hacer uso de dichos estudios y solamente invocan los que creen que le favorecen: peor.
rogelio_ campos@yahoo.com
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